lunes, 1 de febrero de 2016

Literatura: La rueda de la mezquindad en pos de la sabiduría (elegía)

Por: Javier Vergara




Subir y bajar los muros del paraíso, así como los muros de los abismos

Saltar al otro lado del silencio y regresar vivo 

La impotencia de no percibir el murmullo de las quimeras dormidas sobre sus nubes

Seguir los pasos recorridos de los falsos pastores de dictaduras, esos que inyectan la fe y con los que con su literatura rellena de palabrerías tengan una finalidad: cegar la luz de lo irreal, anular el viaje del tiempo y enterrar a fondo las reliquias de la sabiduría 

Saber que estás entre el cielo y el infierno y en qué camino irás mientras radicas en la angustia de la eternidad

¿Dónde encontrar los rayos del sol sobre las penumbras de la oscuridad?

¿Dónde aprender a escribir el libro de carne y hueso donde las venas no permitan pasar los infortunios en la virtud?

¿Dónde reflejar la tinta negra que transcribe con su forma el relucir de la trinidad compuesta del conocimiento, la filosofía y la historia?

Para construir el imperio eminente con celosías doradas, que destellen los rayos y deslumbren los sueños de otros que no son aptos de escindir por sí solos

Escupir en la deidad de aquellos que creen en su inmortalidad, que controlan con sus marionetas de desgracia y hacen olvidar la misión de la vida; la trascendencia.

Para oír al ángel de la putrefacción vociferar su agonía mientras cae sobre el lodazal

Presentar ante el mundo el filo de vaivén que corta la gruesa raíz del árbol negro a la que obedecen su voz de la redención

No doblegarse ante la gloria que gobierna con su poder de consumir la vida sin sentido, como se consume el carbón a si mismo

Recordar que el tiempo corre con sus manecillas en línea uniforme sin detenerse

¿Es necesario perseguir con la mirada al cordero que no hace más que dar vuelta a sí mismo?

Los ojos apenas surcan en la mente la iridiscencia de la luz del cielo, a causa de los grandes cimientos que se construyen en algún lugar de la ciudad; que no son más que rocas de polvo y sus ángeles de barro balbuceando por doquier

Hablar de letras y pasión con flechas directas a la sien y al corazón

Aventar la lanza de los grandes héroes hacia al otro lado opuesto del  pasado, con exactitud infinita y enriquecedora

Y la fortaleza crezca en torno al rincón de cada vacío y mente que no tiene armas con qué defenderse

Calmar esa duda existencial del cuerpo que una y otra vez se agazapa en el corazón a través del credo literal

Buscar insaciablemente las perlas negras sobre los mares blancos que arraigan en este mundo

La sed de otros agradecerá el agua dada como siempre... en la posteridad.


2 comentarios: