PAÍS: URUGUAY
EDITORIAL: Distripal
EDICIÓN: 2012
ISBN: 978-607-95519-7-I
Publicó en 1917 su obra más popular llamada Cuentos de amor de locura y muerte; en 1918 Cuentos de la selva. De ambos libros se forma la mayor parte de los cuentos selectos por la Distripal.
Con certeza se puede comprobar que en la mayoría de los escritores, su vida personal se ve reflejada en sus obras; esta afirmación es todavía más evidente en Quiroga, ya que los peligros naturales de la selva, las enfermedades, el declive mental y la muerte son elementos cotidianos en sus historias. El uruguayo acostumbraba a vivir en la selva y enseñó a sus hijos a desenvolverse en ella; sin embargo el estilo de vida salvaje disgustó a su primera y segunda esposa, la primera se suicidó y la segunda lo abandonó. Eventualmente, a raíz de un cáncer de próstata, Quiroga practicó la eutanasia activa en 19 de febrero de 1937, bebiendo un vaso de cianuro.
No obstante la mayor parte de la decepción del autor de esta suerte de crítica no recae sobre Quiroga, sino sobre otros blogs o reseñas que crean una enorme expectativa al directamente comparar su talento al de Edgar Allan Poe (cabe sospechar que wikipedia tuvo algo que ver, aunque no tuviese otra intención que citar a José Enrique Rodó), afirmación muy lejana de la verdad. Aunque Poe también tiene relatos soporíferos como El diablo en el campanario, y otros errores que Stevenson no le perdonó al analizarlos en su ensayo, pero que puede presumir de haber hecho Una revelación mesmérica, Hop Frog y otros escritos -no tan populares como los pertenecientes a cualquier edición de Narraciones extraordinarias- que sí pudieran mantener el interés del lector que no haya escrito La isla del tesoro. Cualquier persona que revise las reseñas promedio sobre Horacio Quiroga, esperaría que Cuentos de amor de locura y de muerte rivalizaría con obras del talle de Cuentos crueles o Cuentos de soldados y de civiles, pero de toda la primer camada de imitadores del bostoniano, el uruguayo queda en deuda con el lector, incluso agregando los otros "cuentos selectos" por Distripal.
La influencia de Poe y Maupassant en Horacio Quiroga es notable en la mayor parte de sus cuentos, sin embargo también emuló algunos de los vicios narrativos del escritor de Boston, mismos que Robert Louis Stevenson pone en evidencia en su crítica: “Su imaginación es un caballo complaciente; pero, como habéis visto, por tres veces lo ha cabalgado hasta reventar y ha regresado a pie y cojeando hasta su puesto. ¡Con cuánta gracia troca estas deficiencias en intereses, y en superávit su quiebra imaginativa! Aun en una crítica retrospectiva resulta difícil criticarle como se merece; pues su entusiasmo nos engaña.”[1] Precisamente este vicio es lo más censurable del escritor uruguayo, aunque su talento narrativo como modernista o naturalista es indiscutible, de 34 historias contenidas en este libro, entre 14 y 17 son disfrutables pero, al seguir destazando, sin mucho esfuerzo se ha elaborado la siguiente lista de recomendaciones. La culpa es de los finales forzados que restan credibilidad o disfrute de los argumentos; como el del cuento "El hijo" que por ser mejor que el promedio sobrevivió a la eugenesia, pero que da una idea de lo bruscos y antinaturales que son casi todos los cuentos descartados
No obstante la mayor parte de la decepción del autor de esta suerte de crítica no recae sobre Quiroga, sino sobre otros blogs o reseñas que crean una enorme expectativa al directamente comparar su talento al de Edgar Allan Poe (cabe sospechar que wikipedia tuvo algo que ver, aunque no tuviese otra intención que citar a José Enrique Rodó), afirmación muy lejana de la verdad. Aunque Poe también tiene relatos soporíferos como El diablo en el campanario, y otros errores que Stevenson no le perdonó al analizarlos en su ensayo, pero que puede presumir de haber hecho Una revelación mesmérica, Hop Frog y otros escritos -no tan populares como los pertenecientes a cualquier edición de Narraciones extraordinarias- que sí pudieran mantener el interés del lector que no haya escrito La isla del tesoro. Cualquier persona que revise las reseñas promedio sobre Horacio Quiroga, esperaría que Cuentos de amor de locura y de muerte rivalizaría con obras del talle de Cuentos crueles o Cuentos de soldados y de civiles, pero de toda la primer camada de imitadores del bostoniano, el uruguayo queda en deuda con el lector, incluso agregando los otros "cuentos selectos" por Distripal.
La última palabra sobre la calidad de la obra de Quiroga es, y será siempre, del lector que se aventure a leer más de lo sugerido en esta crítica.
Decálogo del perfecto cuentista: Guía para el escritor principiante que combina consejos de maestros como Poe, Maupassant o Chéjov, principalmente. En lo posterior, Quiroga complementaría su decálogo con otras dos publicaciones: La retórica del cuento y Manual del perfecto cuentista.
Juan Darién: Una viuda que perdió a su bebé adopto a un tigrillo recién nacido y lo cría como a un humano, gracias a la magia. Sin embargo, una maldición acompañará a Juan Darién que le ocasionará conflictos con los humanos.
El almohadón de plumas: Alicia, una mujer recién casada con Jordán, enferma de algo que los médicos no pueden explicar y su condición empeora al debilitarse, tanto que empieza a padecer de alucinaciones.
El conductor del rápido: El declive mental de un maquinista hace que lo internen en un manicomio.
El espectro: La historia del trágico romance de Guillermo y Enid, la viuda de su mejor amigo Wyoming. Después de la muerte del actor, Guillermo y Enid comenzaron a asistir al cine para ver una de sus películas, sin embargo, producto de su imaginación o no, el personaje del filme parece estarlos observando desde la pantalla.
El infierno artificial: Un sepulturero es adicto al cloroformo y aprovecha el cementerio nocturno para drogarse. La aventura comienza cuando se topa con un ataúd abierto, con un esqueleto dentro que le cuenta su lamentable historia sobre los vicios.
La gallina degollada: Un matrimonio, Mazzini y Berta, tuvieron cuatro hijos mentalmente deficientes, lo que ocasiona constantes disturbios hasta el nacimiento de una niña sana, Bertita. Presenciar la decapitación de una gallina, en la cocina y a manos de una sirvienta provocará una fuerte fijación, en los cuatro hermanos mayores. Sin duda es uno de los relatos más crudos de Quiroga, no sólo por el fatídico final, sino la manera en que describe a los niños retrasados pudiera ofender a cualquier lector sensible, por lo que se requiere madurez o pasar por alto este cuento.
El perro rabioso: Una plaga de perros rabiosos anda suelta por el pueblo, el protagonista es mordido por uno y, paulatinamente, empieza a experimentar los síntomas de la enfermedad.
El paso del Yabebirí: Un hombre es herido de gravedad por un tigre pero alcanza a cruzar un río en el que sus amigas las rayas habitan, y éstas lo protegen del felino. Pero el felino también recibe refuerzos y una cruel batalla se desata en el río.
El desierto: Novela corta que, tal vez, se aproxime más a lo que en realidad fue para Quiroga la crianza de sus hijos. Trata sobre los temores habituales que pueden sentir quienes viven una vida apartada y la impotencia de dejar desamparados a los hijos.
El hijo: Un padre se interna en el monte para buscar a su hijo de trece años que no ha vuelto desde que salió a cazar por la mañana.
[1] http://elespejogotico.blogspot.mx/2009/09/analisis-de-la-obra-de-edgar-allan-poe.html
(Stevenson)
Decálogo del perfecto cuentista: Guía para el escritor principiante que combina consejos de maestros como Poe, Maupassant o Chéjov, principalmente. En lo posterior, Quiroga complementaría su decálogo con otras dos publicaciones: La retórica del cuento y Manual del perfecto cuentista.
Juan Darién: Una viuda que perdió a su bebé adopto a un tigrillo recién nacido y lo cría como a un humano, gracias a la magia. Sin embargo, una maldición acompañará a Juan Darién que le ocasionará conflictos con los humanos.
El almohadón de plumas: Alicia, una mujer recién casada con Jordán, enferma de algo que los médicos no pueden explicar y su condición empeora al debilitarse, tanto que empieza a padecer de alucinaciones.
El conductor del rápido: El declive mental de un maquinista hace que lo internen en un manicomio.
El espectro: La historia del trágico romance de Guillermo y Enid, la viuda de su mejor amigo Wyoming. Después de la muerte del actor, Guillermo y Enid comenzaron a asistir al cine para ver una de sus películas, sin embargo, producto de su imaginación o no, el personaje del filme parece estarlos observando desde la pantalla.
El infierno artificial: Un sepulturero es adicto al cloroformo y aprovecha el cementerio nocturno para drogarse. La aventura comienza cuando se topa con un ataúd abierto, con un esqueleto dentro que le cuenta su lamentable historia sobre los vicios.
La gallina degollada: Un matrimonio, Mazzini y Berta, tuvieron cuatro hijos mentalmente deficientes, lo que ocasiona constantes disturbios hasta el nacimiento de una niña sana, Bertita. Presenciar la decapitación de una gallina, en la cocina y a manos de una sirvienta provocará una fuerte fijación, en los cuatro hermanos mayores. Sin duda es uno de los relatos más crudos de Quiroga, no sólo por el fatídico final, sino la manera en que describe a los niños retrasados pudiera ofender a cualquier lector sensible, por lo que se requiere madurez o pasar por alto este cuento.
El perro rabioso: Una plaga de perros rabiosos anda suelta por el pueblo, el protagonista es mordido por uno y, paulatinamente, empieza a experimentar los síntomas de la enfermedad.
El paso del Yabebirí: Un hombre es herido de gravedad por un tigre pero alcanza a cruzar un río en el que sus amigas las rayas habitan, y éstas lo protegen del felino. Pero el felino también recibe refuerzos y una cruel batalla se desata en el río.
El desierto: Novela corta que, tal vez, se aproxime más a lo que en realidad fue para Quiroga la crianza de sus hijos. Trata sobre los temores habituales que pueden sentir quienes viven una vida apartada y la impotencia de dejar desamparados a los hijos.
El hijo: Un padre se interna en el monte para buscar a su hijo de trece años que no ha vuelto desde que salió a cazar por la mañana.
[1] http://elespejogotico.blogspot.mx/2009/09/analisis-de-la-obra-de-edgar-allan-poe.html
(Stevenson)
Me agradó bastante el que hayas puesto lo mejor de él. Ya que hace algunas tertulias hicimos Cuentos de amor y locura y leí hasta la mitad porque me terminaron aburriendo algunos.
ResponderBorrarRetomaré en base a las recomendaciones para sacarle más jugo literario a éste gran autor.
Espero que puedas destazar a otro autor muy pronto. Saludos
Gracias por leerme. En la fila de pendientes están: Jack London, Arthur Conan Doyle y Richard Matheson. (También la escritora de la saga de RE, pero esa no cuenta)
BorrarUn saludo.
Yo no había llegado a la Tertulia cuando se discutió esa obra de Quiroga, aunque ya la he leído. Particularmente no me aburrió, pero si me decepcionó un poco el estilo, lo sentí poco cuidado y falto de descripción por momentos y hasta repetitivo en ciertos cuentos. Quizás no tan poético para quien esté acostumbrado a Poe o con una atmósfera menos opresiva- delirante estilo Lovecraft. Lo que si me sorprendió fue esa gran imaginación y crudeza en situaciones con animales y aparentemente cotidianas (como en El alambre de púa, La insolación).Tiene un estilo particular, claramente reflejado en los cuentos que mencionas, como en la Gallina degollada, que sí, puede herir susceptibilidades pero que pone en clara evidencia esa parte de la naturaleza humana.
ResponderBorrarHola.
BorrarEn mi caso no tuve problemas con su estilo, el naturalismo destaca por ser minimalista en la narrativa; pero lees otras historias como Los buques suicidantes, La princesa bizantina, etc. comienzan bien pero les faltó mayor contundencia para ser buenos relatos; lo que me parece que sucede en más de la mitad del libro.
Recuerdo haber leido a Quiroga en dos tiempos: secundaria y luego en la preparatoria. En secundaria me impactó, pero ya en el bachillerato lo encontré algo pesado y algunos de sus cuentos carentes de interés. Considero que Quiroga es un autor bastante bueno para un público adolescente, pero conforme avanzas en el mundo literario y el tiempo pasa, la novedad se esfuma y pasa a ser un autor que leíste un tanto porque estaba comprendido en los programas escolares.
ResponderBorrarLa reseña, muy buena por cierto!
Gracias por tus comentarios. Me sigue gustando Quiroga, lo que sucede es que otras reseñas me hicieron imaginar que sería tan bueno como Bierce, Villiers o el aprendiz promedio de Poe; cosa que no resultó.
BorrarCoincido en mucho con el comentario de Alejandra Caballero: creo que el gusto por Quiroga tiene mucho que ver con la maduréz como lector que puedas tener. Buena reseña, por demás!
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