¿Quién ordena a la semilla que germine?
¿Cómo retienes algo con las manos, si ni el calor que emanas te lo quedas?
¿Cuánto hay que esperar a que el sol asome entre la niebla?
Las mentiras son preciosas gemas que brillan furiosamente.
Pero no resisten nunca al martillo de la realidad.
Como yo no te resisto... como mi corazón no te resiste.
No quiero implorar al olmo que dé peras; la tierra no se detiene por que se lo pidas.
Y el dolor no se marcha por que se lo pidas, y tú no te quedas, aunque te lo pida.
Crece más aprisa.
Las gemas brillantes me atormentan.
No le muestres tu oro falso así a los pobres.
No juegues con el aire que respiro.
Ten con eso algo de más prudencia.
¿No lo entiendes?
Miro a mi semilla con la impaciencia de un pequeño niño.
La acuno junto a mi pecho, como me gustaría que me acunases tú.
No sé si podré aguantar la espera.
Crece, crece ya...
Crece más aprisa.
Y echa raíces, y llénalo todo de vida.
Aunque el olmo no dé peras, ni el sol adelante su salida.
Preciosa. Empieza a ser tiempo que piensen en una antología de poemas, que de verdad no tienen desperdicio. Solo mi humilde opinión.
ResponderBorrarMe encantan tus poemas Helena!! hermosas palabras de una joven poeta :)
ResponderBorrarPero qué belleza de verdad!
ResponderBorrarGracias nuevamente.
Hermoso <3
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