Camina envuelto en las gélidas nieblas de una noche de invierno
por callejuelas antiguas y decadentes,
viste de negro y sus largos cabellos oscuros
hacen más pálida su cadavérica faz
en donde sus ojos relucen como dos carbunclos.
Despojo de una raza inmortal que duerme en los sepulcros,
hace cinco centurias vaga añorando los lejanos tiempos pasados de su juventud,
antes desafiaba a los cazadores, ahora ofrece su pecho desnudo
fatigado de vivir y de deambular bajo la luz eléctrica
que finge un falso día entre edificios, clubes y automóviles.
Ya casi amanece... llega a una iglesia
y blasfemando se enfrenta al sol naciente
orgulloso y desafiante como un réprobo
saca una estaca de debajo de su capa
¡y se la hunde en el corazón!
Liliana Celeste Flores Vega, 1996
No hay comentarios.:
Publicar un comentario