martes, 15 de marzo de 2016

Artes Plásticas: Vientos intermitentes. Media crónica de la visita de Santiago Caruso a México

Por: Karim Yaver


"The plague of a coming age" (2012)

Las cifras oficiales de árboles derribados en la Ciudad de México, debido a los fuertes vientos de los últimos días, oscilan entre los mil y los mil cuarenta. Se cuenta además con más de una decena de personas lesionadas y casi una centena de vehículos estropeados. Muchos postes de luz y anuncios espectaculares no estuvieron exentos de daño. Los vientos más violentos alcanzaron ráfagas de entre 60 y 70 kilómetros por hora, sobre todo entre los días 9 y 11 de marzo de este inestable y ya no tan nuevo año 2016. Justo por estas fechas, particularmente en la noche del día martes 8 de marzo, el artista pintor e ilustrador argentino, Santiago Caruso, pisaba tierras mexicanas.
De "La condesa sangrienta" (2009)
El 10 de marzo publicaría en su cuenta de Facebook: «Van dos días de frío polar. Si fuera mi presencia en Guanajuato la responsable, habría traído yo más abrigo que una remera mangas largas y una camperita fina, ¿no? Increíble, hace 10 años que no nevaba aquí» (por supuesto que el argentino esperaba «un clima cálido», como le escucharía decir más adelante). Y así fue. Su primera parada, la ciudad de Guanajuato, lo recibió como nuncio apocalíptico de eso que su obra bien podría ejemplificar: sueño. Porque una nevada en el Guanajuato casi primaveral de marzo no puede ser otra cosa sino un sueño. Sin embargo fue real, y el pobre Santiago pasaba frío.
Santiago Caruso nació en el año de 1982 en la ciudad de Quilmes, situada sobre la costa del Río de la Plata. Estudió en la escuela de Bellas Artes «Carlos Morel» y comenzó su carrera dibujando historietas. Según la información en su página web oficial, se autodenomina (parafraseando) como un artista simbolista de un lenguaje decadente avant-garde, caracterizado tanto por el vigor de su poesía como por su técnica. Y es verdad que, una vez contemplada su obra, una vez contemplado en vivo su proceso creativo, no hay nada que rebatirle. En una entrevista que le fue realizada en el 2011 por Sandra Ávila, dijo considerar sus ilustraciones como «imbuidas de cierta reflexión decadente, penumbra monocromática y sopor etílico. […] reflejo fantástico de lo real». Estamos ante uno de los más originales y transgresores artistas de la actualidad.
"Angel of flesh" (2012)

Su estilo está fuertemente influenciado por el arte del siglo XIX, especialmente por la pintura y la poesía simbolistas —así como por el movimiento gótico-romántico de la época—, y no son ajenas tampoco las reminiscencias en sus creaciones a la vanguardia de principios del siglo pasado, en particular al surrealismo. Asimismo, considera la obra de Carlos Nine, de Klimt y de los prerrafaelitas como un punto de quiebre que marcaría su crecimiento artístico y su trabajo posterior. El contenido lírico de sus pinturas, dibujos e ilustraciones es en esencia de naturaleza onírica, y explora temáticas como la brujería, la alquimia, y el misterio y los arcanos oscuros del Medioevo.
Podría alargarme hablando mucho más acerca de su trayectoria, de su evolución artística, o exponiendo detalladamente su currículum, no obstante, esa información se puede obtener de los numerosos artículos, entrevistas y reportajes que se han escrito sobre Caruso y su obra, por lo que prefiero detenerme aquí, haciendo previamente un par de señalizaciones, antes de comenzar a narrar —con tal vez demasiada reserva— lo que fue mi experiencia como testigo del proceso creador de un artista de esta talla. Primero, que existe una íntima relación entre la literatura y su obra, y no sólo considerando a aquélla como fuente de inspiración de ésta, sino como origen mismo de ingresos. La fama obtenida por Santiago Caruso dentro del mundo artístico, se cimienta sobre todo en el mundo editorial, tanto de habla hispana como inglesa, pues entre sus trabajos destacan las ilustraciones para libros como La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik, El horror de Dunwich de H. P. Lovecraft (Libros del Zorro Rojo), The king in yellow de Robert W. Chambers (Centipede press) y, su más reciente trabajo, Los cantos de Maldoror del comúnmente denominado poeta maldito, Isidore Ducasse, El Conde de Lautréamont, publicado por la prestigiosa casa editorial española Valdemar. Segundo, que es importante resaltar la predilección del artista por el contenido fantástico de lo que busca siempre plasmar, ilustrar, crear, así como del lugar del que parte para hacerlo.
Una vez dicho esto, continúo con la crónica de una tarde en la que fui testigo ocular y sensitivo (en su más compleja significación) del arte de Santiago Caruso.

"Black Sabbath" (2011)
El viernes 11 de marzo Santiago llega a la Ciudad de México proveniente de Guanajuato, después de haber participado en un conversatorio con estudiantes, y tras haber presentado en una exposición las obras concernientes a sus trabajos El rey de amarillo y Los cantos de Maldoror. Es recibido por un clima más benigno (pues ese día comenzaron a menguar los vientos), y arriba preparándose para un par de gratas veladas en que brindaría una muestra de pintura en vivo ante un público afortunado. Estas veladas se llevaron a cabo en el Café-Bar-Restaurante El Scary Witches, ubicado sobre la calle de Oslo, en Zona Rosa. El lugar pertenece a la locutora de radio Clauzzen Hernández (quien tuvo también una participación importante), conductora del programa «Hexen: El libro negro», transmitido todos los jueves a las 22 horas por la estación Reactor 105.7.
"Invocation" (2006-07)
El primero de estos eventos —llamado acertadamente «Revelación Mesmérica»—, tuvo lugar el sábado 12 de marzo, y consistió en la lectura de diversos cuentos del escritor norteamericano, gran representante de la literatura de terror y fantástica (declarada inspiración de Caruso), Edgar Allan Poe. Las lecturas, de la voz Clauzzen, estuvieron acompañadas por una selección musical confeccionada por el mismo artista. Ante un público reducido, estimulado por el devenir alucinante y fantástico producido por la pluma del bostoniano y los ritmos hipnóticos de la música, el argentino dio rienda suelta a su pincel y regaló a los asistentes una experiencia que se vería repetida al día siguiente, aunque no de la misma forma.
De "The king in yellow" (2015)
Y así, se dio en la tarde del domingo 13 de marzo la próxima velada (programada originalmente como la única, aunque, a causa de la favorable demanda, se abrió como segunda fecha la del día anterior). Para esta nueva oportunidad, el ambiente se vio conformado por la inspiración surrealista de Leonora Carrington. Teniendo por título «R.Y.P. Leonora (Recitado Y Pintura a Leonora Carrington)», la voz de Clauzzen dio vida a diversos cuentos cortos de la autora y pintora argentina.
La tarde nació a las 17:30 horas, cuando un despreocupado Santiago Caruso —con una taza de café en la mano que después se convertiría en una botella de cerveza—, comenzó a transitar mesa por mesa para conversar con los asistentes. A las 19 horas, el recital y la pintura en vivo dieron inicio. Entre aullidos de viejo blues negro, rasgueos de guitarra clásica, vaivenes sutiles de piano y seductores ritmos ambientales de rock experimental, las palabras delirantes de Leonora Carrington y el calor dulce de la decoración gótica del lugar, Caruso y el público nos unimos en una experiencia única de creación.
"Aracné" (2013)
Nos encontramos entonces ante la parca naturaleza de los sueños, parca por diminuta —la paleta de colores de que el argentino hace uso se reduce por lo general al blanco, el negro y el rojo, como fue en este caso—, parca pero también inmensa, inmensa por la universal gama de posibilidades que ensoñaron en rasguños y pincelazos el destino fatídico que condenó en algún momento tanto a los héroes cantados por Homero como al príncipe ambicioso Macbeth que nos delineó Shakespeare. Parco… Parcas ensoñando un camino. Luego hubo una pausa. Tras casi una hora de no comprender de dónde podían estar naciendo esas figuras que de a poco tomaban forma sobre el papel negro —previamente entintado por Santiago—, dio inicio un receso de treinta minutos en que el artista se dedicó a firmar los libros por él ilustrados y las reproducciones de su obra que consigo traían los concurrentes. Mientras, quienes no teníamos nada que nos firmara, aprovechamos los minutos para ir al sanitario y para empinarnos con cierta impaciencia —estábamos necesitados de ver más— otra cerveza. Luego se reanudó.
De "El horror de Dunwich" (2008)
La constitución de la pintura iba tomando forma sin advertirlo, como partiendo de un crear platónico. Me explico. Era como si la cosa (la idea) ya estuviese ahí, como si el artista estuviese siguiendo sólo un designio que lo llevara a confeccionarla, quitando más que agregando, arrancando lo sobrante para conformar al final una nueva realidad que, de nueva, no tenía nada, pues los sueños de que provenía aquello debían ser la creación humana más vieja, la más primitiva… pero también la más trascendente.
Nos hallamos frente al artista como ser que exilia lo que sobra para pulir la cara fantástica que vive debajo y que ya respira. Nos encontramos frente al arte como producto que nace del soplido de un tigre. Lo que volaba era eso que moría para extinguirse; lo que permanecía, eso que moría para trascender… renaciendo. Nos hallamos frente al arte que ya estaba ahí debajo, escondida, entre grutas de sombras permanentes deshiladas tan sólo por la imaginación. El trabajo del artista, comprendí, eso que llamamos «creación», es encontrarla.


De "La condesa sangrienta" (2009)

Como más arriba señalé, la predilección temática de Santiago Caruso es por el contenido fantástico, por el arte como expresión única de una realidad fantástica. Se vuelve aquí patente la mano influyente del simbolismo y del decadentismo. El primero como una manera de mirar, de un mirar descifrando, de un mirar detective de sueños que plasma lo que siente en forma de misterios, de arcanos; un mirar ocultando. El segundo, como una reacción, como una transgresión violenta que quiere elevarse hasta el último de los peldaños para desde ahí mirar y ser mirado; como un obrar destructor de lo establecido, de lo «correcto», que le permita explorar eso que está debajo, eso que está profundo, eso inconsciente que es precisamente lo que tiene que ser exaltado, lo que quiere ser exaltado.

Caruso en "R.Y.P. Leonora
La función finalizó pasadas las 21:30 horas. El calor, el alcohol, el éxtasis provocado por la música, por Leonora y por Santiago, contribuyeron a dar un mayor sentido a eso que vimos contrariados sobre el papel. ¿Cómo fue que terminó así? No lo sabemos.
La noche concluyó y la agenda de Caruso aún le solicitaba un par de días más en esta ciudad de vientos desterrados, de vientos intermitentes que, por alguna extraña razón, no se atrevieron a mirar, que no se atrevieron a permanecer.

Pintura concluida en "R.Y.P. Leonora"


Fuentes: 

Otras páginas de S. Caruso:

2 comentarios:

  1. Muy interesante artista es Caruso. En mi pobre opinión, en muchas de sus obras parece sentirse algo de Posadas por su manera de plasmar los esqueletos; además la influencia del arte alquímico del medioevo se me antoja evidente.
    En fin... ¿qué puede decir de una juventud pujante un viejo como yo?
    Preciosa entrada y un maravilloso blog!

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  2. Y lo mas intereante es que estuve presente en un par de veladas en el Scary Witches y tuve la ocasion de escuchar a Caruso... y tal vez toparme con usted, Karim, sin que ambos supiéramos quiénes éramos: usted, un gran escritor, y este servidor, un admirador de su talento!

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