miércoles, 23 de marzo de 2016

Artes Plásticas: La obra subjetiva de Remedios Varo

Por: Daphy


Remedios Varo (1908-1963)


Aproximarse a la figura de la pintora Remedios Varo (1908-1963) es tarea ardua y de difícil enfoque. Esta dificultad viene dada por la escasa bibliografía editada sobre la artista, así como por el escaso eco que, estando aún con vida, su obra suscitó en México, su país adoptivo.
Dolor reumático (1948)
 

Hija de un ingeniero hidráulico, con quien durante su infancia viajó por múltiples lugares, Remedios Varo heredó de su padre la pasión por la construcción minuciosa de los mecanismos complicados y el amor por la literatura.
 
Sumergida en los mundos de Julio Verne, Salgarí, Edgar Allan Poe, Aldous Huxley y Antoine de Saint-Exupéry, comenzó a imaginar escenarios mágicos y ensoñadores que cristalizaría años después en algunas de las composiciones más singulares y sugerentes de la plástica contemporánea.

Desde muy joven, Remedios Varo dio muestras de poseer un talento excepcional para el dibujo, talento que el padre decidió estimular, primero haciéndola partícipe de sus habilidades como dibujante técnico, para más tarde brindarle a la joven, contra las convenciones de la época, la posibilidad de tener acceso a una sólida formación académica en las escuelas de arte de Madrid.

Elixir (1957)
Mientras adquiría estas destrezas, Remedios comenzó a interesarse por los movimientos estéticos de vanguardia, principalmente el surrealismo, que con su apasionada defensa de los poderes de la imaginación y del sueño, su revuelta contra el racionalismo y su búsqueda sin concesiones de la vida real, representaba un soplo de vitalidad en el anquilosado ambiente cultural español de la época. 

Varo se acercó al surrealismo en Barcelona y París, y se valió toda su vida de técnicas comunes al grupo, pero fue en México donde se independizó de esta corriente artística y creó la mayor parte de su obra madura. Su pintura era manifiestamente literaria y hasta cierto punto mágica, pues entretejía historias en torno a heroínas o seres andróginos procedentes de otros mundos y otros tiempos, como si la pintora se hubiera propuesto captar la fantasmagoría de cuentos de hadas de su propia invención.
 
Esas telas iban a ser un paraíso para exegetas, ya que al lado de científicos, brujas, vampiros y magos resplandecían símbolos herméticos perennes, que invitaban al espectador a recomponer las piezas de una antigua gnosis de tintes evidentemente femeninos.

No queda duda de que, desde un principio, la pintura de Varo era sincrética e integraba influencias que iban del Tao a la brujería o la alquimia; o de la psicología de Jung a las teorías de Einstein y Ouspensky.
Jardín de amor (1951)
Esto quiere decir que casi todas las pinturas que Varo realizó durante los diez años anteriores a su deceso se prestan a lecturas diferentes, aunque complementarias, según el pensamiento que se resalte en ellas. Convergen acaso las metáforas empleadas para describir la trayectoria de la pintora (un viaje), su visión del cosmos (un tejido) y la meta que perseguirían la pintora y sus protagonistas, en tanto que hacen hincapié en la búsqueda de un “conocimiento superior” (en palabras de la artista) o el dominio de los últimos secretos de la naturaleza muy al estilo de la Teosofía de Madame Blavatsky.

 
El discurso que se ha hilado en torno a la pintora roza a veces con los términos “misticismo” o “transcendencia”, sobre todo al hablar de las doctrinas alquímicas o de los postulados teosóficos, ya que los adeptos de unas y otros perseguían una meta sobrehumana y que no era otra que la perfección del ser.
Fenómeno de ingravidéz (1963)
En México
se rodeó de amigos con aficiones similares como Octavio Paz y Leonora Carrington, con quienes estudiaba el I Ching. A instancias de Christopher Fremantle, pintor y discípulo de Gurdjieff, estudió el Tertium Organum, obra esotérica escrita por Ouspensky, y que plantea conceptos como la cuarta dimensión, la unidad e interconexión de todas las cosas, la relación espacio-tiempo y un mundo con posibilidades múltiples. Está idea de la cuarta dimensión, de tratar de ver un objeto por todos sus ángulos simultáneamente y plasmar un objeto como lo conoce el psiquismo y no como lo ven los ojos, está en gran parte de sus cuadros; el interior y exterior entremezclados es una constante en su obra. 

No obstante que nació en el seno de una familia franquista a ultranza, la huella del catolicismo que practicó en su infancia es casi inexistente salvo quizá como evocación de un pasado del que se huía. La atmósfera de su pintura no es religiosa, sino “pagana”, y además ha asimilado una especie de cosmovisión einsteiniana en donde un instante se ha detenido dando lugar a una eternidad. Se podría hablar incluso de una especie de mito en estado naciente y una disposición hacia el cosmos que pretende captar la unidad de todo lo visible e invisible.

Ruptura (1955)
Remedios Varo hacia el final de su vida se cuidó de hablar de "surrealismo" en su obra. La entendía más bien como subjetiva debido a que -decía- “el arte subjetivo es un arte inconsciente, por lo que el artista no crea, simplemente su obra le llega ya creada desde algún lugar en los sueños y no tiene dominio consciente sobre ella". Por este motivo, pintó obras alusivas al estado onírico, como la conciencia de estar soñando o la sensación de soñar. Hubo sueños que sólo compartió con Leonora Carrington y con Kati Orna -sus amigas íntimas- y que se presentan discretamente y sin que lo sepamos en sus cuadros. Expresa además metáforas del inconsciente humano, arquetipos del inconsciente colectivo y las utiliza de una manera simbólica muy al estilo de las imágenes jungianas. Utiliza la arquitectura como espacio teatral o como dominio mítico y metafórico de la naturaleza y el tiempo.

La riqueza iconográfica de su obra procede no obstante de múltiples fuentes, más o menos directas. En primer lugar El Bosco, cuyos grotescos híbridos y paisajes alucinantes la acompañaron siempre; otra es Goya, sobre todo el de Los caprichos y Los disparates, que le sirve en el aspecto del color;
Explorando las fuentes del rio Orinico (1959)
también hay huellas del Greco
en la fisonomía de los cuerpos, maneristas y alargados; de la imaginería de ciertos grabados alquímicos medievales recogidos por Fulcanelli en "El misterio de las catedrales"; de los maestros flamencos primitivos y de algunos renacentistas como Antonello da Messina; pero sobre todo de Giorgio de Chirico, el célebre metafísico y pintor cuya obra alguna vez Remedios falsificó, y que le hizo producir paisajes con perspectivas muy profundas donde las sombras adquieren mayor peso en relación con la luz. En su pintura lo mismo encontramos vestigios del arte románico y gótico, que extraños mecanismos que conectan a la arquitectura con el cosmos. Podemos hallar casi cualquier cosa que se nos ocurra: laberintos, puertas, ventanas, planos de irrealidad, escaleras que no llegan a ningún lado, puertas en apariencia de entrada pero que se convierten en salida,
Alegoría del invierno (1948)
complicadas formas octogonales, estructuras en espiral, arquitectura orgánica, estructuras en espiral y, en fin, un universo subjetivo, místico, onírico y literario. 


María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga (su nombre de pila) moría en la Ciudad de México un 8 de octubre de 1963 víctima de un infarto al miocardio. En su estudio se encontró lo que sería su última gran obra, Naturaleza muerta resucitando, y el boceto del que sería su siguiente cuadro, Música del bosque. Sus lienzos, muchos de los cuales están conservados en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, han sido expuestos en numerosas ocasiones como exposiciones temporales y fueron declarados Patrimonio Artístico de la Nación Mexicana el 26 de diciembre de 2001.

Como bien señala Gonzalo Celorio: “Remedios Varo es Remedios La Bella, el personaje de Gabriel García Márquez que vuela en Cien Años de Soledad: La pintura de la artista mexicana de origen español es fundamental para el realismo mágico en América Latina".


Bibliografía:  
- Varo, Beatriz (1990). Remedios Varo: en el centro del microcosmos. Madrid: Fondo de Cultura Económica.
- Varo, Remedios (2010). A veces escribo como si trazara un boceto. Los escritos de Remedios Varo. Edición de Edith Mendoza Bolio. Ed. Iberoamericana.

Sitio oficial de Remedios Varo: http://remedios-varo.com/

5 comentarios:

  1. Que entrada tan estupenda.
    Estupenda de principio a fin...
    Es cierto que no hay mucha información sobre ella, pero que artículo mas deleitoso.
    Muchas gracias por compartirnoslo y felicidades a quién lo escribió.
    Simplemente genial.

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  2. Que entrada tan estupenda.
    Estupenda de principio a fin...
    Es cierto que no hay mucha información sobre ella, pero que artículo mas deleitoso.
    Muchas gracias por compartirnoslo y felicidades a quién lo escribió.
    Simplemente genial.

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  3. Muy buen aporte y narración de tu parte al darnos a conocer a ésta pintora de tipo surrealista que me fascino ahora que he empezado a ver pinturas de éste estilo. Felicidades Daphy sigue así, enséñanos ése mundo del que muchos no conocemos del todo; y claro, autores no muy famosos ( que deberían) como Remedios.

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  4. Que buen artículo sobre esta maravillosa pintora!
    Comento que hace algunos años visité la Sala Margolín, cuyo dueño era Walter Gruen, y que había sido esposo de Varo. Admiré con asombro tres o cuatro lienzos que tenían en exposición y bueno, los conceptos, colores y texturas eran un verdadero espectáculo para los sentidos.
    Preciosa entrada... sigan así!

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  5. La gran Remedios y su arte místico. Gran artículo!

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