De la negra noche, de la parte oscura, nos vamos al altar, y
como siempre, subo a la una.
De una a tres: el eterno placer. De tres a una: eterna
espera.
Trepo las escaleras, luego más arriba; sé que debajo no
traigo nada y que allá arriba está la luna,
nos mira de reojo, como si no quisiera realmente vernos,
aunque al mismo tiempo no quiere perderse, la danza de los
enfermos.
Me subo la sotana a la altura del pecho, el corazón brinca
de placer, palpita mi sexo.
Arriba de él te montas, tú también ya te has subido el negro
hábito,
entro en tu cuerpo, comienzas a moverte rápido.
Dejo mis piernas cerradas, mis brazos extendidos, miro a la
nada, como si me hubiera ido.
A ratos cierro los ojos, pero procuro no moverme, te gusta
ver el crucifijo, y luego voltear a verme.
Sabemos que no lo haces conmigo, se lo haces a Jesús, tus
orgasmos son más grandes, cuando me lo haces viéndolo en la cruz.
Las noches anteriores me has cortado, y yo he encontrado
tras eso, el final de mis enfados.
Me excita que lo hagas, que me hieras con espinas, que
traigas clavos a esta cena, que entre mis piernas te queda servida.
Ahora traes algo nuevo, puedo notarlo en tu mirada; una
lanza es lo que has sacado, y sé cuál será la cosecha de lo que hemos sembrado.
La encajas en mi costado, hasta lo más profundo y lo he
tolerado. Y antes de que me arrepienta, antes de que me despida, percibo tu orgasmo:
el más grande de todos los que he escuchado.
Antes de que me arrepienta, antes de que me despida, te entrego
algo mío, dentro de tu flor que es fuente de rebeldía.
Me voy yendo, pero también estoy haciendo lo contrario.
Te mueves frenéticamente, convulsa y llena de espasmos. Yo
te dejo algo dentro, pero puedes deshacerte de ello porque no es un regalo, por
mí, también puedes matarlo.
o.0
ResponderBorrar>tus orgasmos son más grandes, cuando me lo haces viéndolo en la cruz.
ResponderBorrarEnervante y trangresivo. ¿el autor escogió la imagen?
Arriezgado e iconoclasta, pero de verdad excelente. Un placer leer algo fresco y vanguardista.
ResponderBorrarVaya... sin duda un relato bastante transgresor y con una eroticidad que me recuerda a los llamados poetas malditos. Gracias!
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