lunes, 15 de agosto de 2016

Poesía: Pájaros color de nieve

Por: Karim Yaver

Munich illustrated weekly magazine for art and life (5.1900, Band 2 Nr. 27-52 Jugend magazine) 

A Naz

¿Has mirado fijo,
tu cuerpo desnudo,
tu piel viva…
has mirado fijo
el agua descendiendo?
¿Has mantenido abiertos
los ojos cuando
se disfraza de lengua ese chorro
y lame
igual que serafines,
y muere
igual que sueños,
y su vapor se eleva
―y eleva la sacudida de tus besos
como partículas de polvo
entre partículas de anhelo?
¿Has mirado fijo
el brote de la lluvia
de entre las nubes naciendo,
y a las nubes
del cielo?
Yo miré fijo
y observé en el reflejo de
mis ojos
tu cuerpo.
De él broto un licor
que enjuagó mi impaciencia.
Y entonces decidí
que escribiría
―¡que me fuera en ello lo triste de la vida!―
para ti el más bello poema
de amor.

No temo a la muerte
temo un espacio gris
vacío
sin ti.
No temo tampoco a la lluvia,
temo que las lágrimas no laven
la escarcha
del invierno en nuestra piel.

Pájaros color de nieve
unen sus plumas en pleno vuelo.
Y caen.
Y mueren.
Y mueren juntos.
Puedo escucharlos ahora mismo,
sus picos en picada,
sus plumas rebanadas
rompiendo una delgada tela de cristal,
rasgando su carne contra el viento.
Puedo escuchar su canto comprendiendo,
sus silbos sosegados
entendiendo
que no fue el martirio de un santo
ni las orgías paganas
ni las bodas en secreto;
que no fue el querubín de porcelana
en pedazos sobre el suelo,
sobre la gran mentira de una cruz sobre un libro sobre una cruz.
Que no fue el brillo redivivo en los ojos rotos de Julia.
Que tampoco fue el fruto seco del viejo almendro.
Que no es este catorce de febrero
ni aquél en que murieron
siete asesinos de saco y sombrero.
Que no es la hierba sobre la que me siento
ni es el cielo vanidoso que aún no te adula.
Que es, simplemente,
el más bello poema
de amor
que he decidido escribir
para ti, y que te has atrevido
a labrar tú misma,
pues lo tallaron tus rojos besos
y lo esculpieron tus rojas manos;
lo moldearon tus negros ojos
y lo rozaron los negros míos.

Y ahora,
ahora sólo escucho cómo caen
los pájaros color de nieve.
Y cómo mueren.
Pero yo no temo a la muerte,
pues los pájaros, como las lágrimas,
como las gotas de ese chorro que me lame,
como los pétalos de esa rosa que nace,
vuelan,
caen
y mueren…


…juntos.

1 comentario:

  1. El mas maravillosamente hermoso poema que se ha escrito en este blog.
    ¡Infinitas gracias por devolverlo !

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