domingo, 31 de julio de 2016

Literatura: Soy la tierra (cuento breve)

Por: Karim Yaver

"Le soleil dans son écrin", Yves Tanguy

Soy la tierra que sobra. Tú sabes, cuando cavas un hoyo, un hoyo-potencialmente-tumba-casa-del-muerto, cuando clavas la pala y lanzas fuera la tierra (todos lo hemos hecho, ¿cierto?), esperas a que llegue el cadáver, lo colocas dentro y sobre el bulto echas aquella masa que antes habías lanzado fuera. Ese cuerpo ocupa entonces un espacio, un volumen no natural que ya es parte de ese hoyo; un hoyo que ya no es, porque ya es otra cosa… es una tumba, un sepulcro, una sepultura. Y luego tomas de nuevo con la pala, de ese mismo bulto, un montón más de tierra y comienzas a cubrir el hoyo, la fosa, hasta el tope. Pero está este cuerpo ocupando un volumen que no le pertenece —mi gatita, una complicación hepática, nueve años; murió y no me quedó más que rasgar la superficie y dejar su lánguido cuerpo yacer en su abertura… de vuelta al vientre, querida—, y lo que sobra ahora es una colina protuberante de tierra huérfana, de tierra desnuda, un montículo de soledad sobre el pasto húmedo. Y yo veo eso, y yo soy eso, esa tierra que sobra en la superficie, ésa que debería anidar debajo.
Vaya, un cadáver robó mi hogar —¿no fue el ladrón aquél que arrebató su aliento?—, y a veces me pregunto si no soy yo también ese cadáver, o el hoyo que ya no es hoyo, o el aliento que se evaporó o la mano trémula que lo arrebató de mí. A veces me pregunto si yo mismo soy un soy, y si no soy un fui.



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