Por: Antonio G.
Edvard Munch-Amor y dolor (1895) |
Para morir, amor, sólo necesito tu silencio; un
silencio incómodo; tus lágrimas y tu rabia.
Para morir, amor, para morir de amor; bésame menos,
despréciame más. Un desprecio puro, un deseo de que realmente no esté donde tú
quieras estar.
Quiero que rompas las fotos y las cartas; quémalas,
tíralas a la basura, ahí a donde va todo lo común. No hagas algo especial con
ellas, no hagas un ritual.
Para morir, amor, y que muera lo que fue, apuñala tu
memoria y hazla pedazos tan pequeños que ya no se pueda recuperar nada, que no
quede ni una sombra, ni un color; que sólo quede un vacío tan grande que no se
pueda llenar con nada de nosotros dos.
Para morir, amor, para morir de amor, cuando comiences
a salir con otro háblale de todo lo mal que me porté contigo y de lo egoísta
que fui; dile cosas horribles, dile que por mi culpa no puedes entregarte de
nuevo como lo hiciste ayer, y ódienme entre los dos; es más, sean felices
después.
Pero si no rompes las cartas y no haces lo que te
digo, te juro que no moriré de amor, y aun por las noches y aun con otro tal
vez te vaya a buscar, tal vez te vaya a encontrar; y querré colocar tu memoria
como estaba y llenar el vacío, y quitar el invierno del hueso y tocarte el
corazón. Y amarte y que me ames como tal vez ya no lo haces hoy.
Para morir de amor haz lo que te digo, o iré a
buscarte de nuevo cuando tenga oportunidad, y si te veo con otro y no hiciste
esto pensaré que me quieres ahí, buscándote, rogándote; que me quieres aún en
tu corazón y en tu cama; abrazándote por las noches, acurrucándote por las
mañanas.
Para morir de amor, amor; mátame tú, porque yo no.
Ufff, de verdad que es muy bueno. Felicidades Antonio!
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