Por: Karim Yaver
Flor de otoño,
flor de muerto,
flor de noche de una luna muerta de
una lluvia cansada de
una calle-rostro embozada ante mis ojos.
Flor de perfume callado
adorado por los muertos y los niños y los borrachos.
Flor de una tarde que ya es viento
porque es fragmentos de silencio y
de tempestad es pedazos y
de despertar es comienzo.
Flor de vicio y flor de guerra.
Tu tallo es
la ausencia de una luz que no te alimenta.
Tu suelo no es tierra, es
un fósil ennegrecido por el tiempo,
el tiempo devenido piedra.
Y tus hojas arrebatadas son palabras de amargo sueño en el
invierno que yo pronuncio con f de
fuego,
de fantasmas que no veo porque me ven a través de ellos.
Flor de espejo.
Flor reflejo de un velo horadado,
de una tela desgarrada que no cubre del polvo ni
a las aves ni
a los gatos ni
a los espejos.
Flor de espejo.
Te dibujo con un dedo un rostro que sonríe
y tú dibujas con tu eco
una mueca triste,
sosegada.
Cicatrices que son manchas blancas.
Flor de viejos…
Flor de mis días convulsivos y
de la niebla que desvanece mis labios apretados
—niebla de gris azulado, niebla
de llanto no eructado.
Flor de otoño.
Flor de muerto.
Haz de vidrio
—un arco de colores en el suelo,
ennegrecidos: pavimento.
Flor que explota, que
se estrella,
que se embarra apestada en el café de mis zapatos.
Magnífica! :D <3
ResponderBorrarGracias, Norma.
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