Por: Iván Nesta Marley
Este es el sur, mis amigos, el sur donde la impunidad se come casi tan a diario como el frijol y el maíz.
Una impunidad con un sabor amargo a la distancia, agrio y picante, que hace a los ojos llorar, que nos hace toser como locos y llorar como niños.
Una impunidad que nos hace doler el estómago, la cabeza, el torso, las piernas, o donde tengas suerte que la salva te toque o que la desgracia de la bala te duerma.
Este es el sur, mis amigos, el sur donde la impunidad se come casi tan a diario como el frijol y el maíz.
Una impunidad con un sabor amargo a la distancia, agrio y picante, que hace a los ojos llorar, que nos hace toser como locos y llorar como niños.
Una impunidad que nos hace doler el estómago, la cabeza, el torso, las piernas, o donde tengas suerte que la salva te toque o que la desgracia de la bala te duerma.
Una impunidad que acecha a todas horas, una impunidad
vigilante y fría.
La misma que destapa los pozos de mediocridad donde se escoden las peores pestes de la comunidad que rapiñan todo lo que alcancen sus largas manos y su estúpida cabeza, adjudicándose banderas ajenas.
La misma que destapa los pozos de mediocridad donde se escoden las peores pestes de la comunidad que rapiñan todo lo que alcancen sus largas manos y su estúpida cabeza, adjudicándose banderas ajenas.
Este es el sur de gente encorvada por todas las jornadas de
trabajo que han vivido.
El sur de las alma más fuertes y más tenaces.
El sur incomprendido, menospreciado e inconquistable.
El sur con huevos, el sur de la gente de las nubes, el sur del pueblo de la lengua florida.
El sur que no se rinde.
El sur de las alma más fuertes y más tenaces.
El sur incomprendido, menospreciado e inconquistable.
El sur con huevos, el sur de la gente de las nubes, el sur del pueblo de la lengua florida.
El sur que no se rinde.
Ideal para los tiempos que está viviendo México y se nota que el autor siente lo que dice.
ResponderBorrarMuy atractivo.
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