miércoles, 27 de enero de 2016

Literatura: El Necronomicón

Por: Uriel Delac




Durante muchos años, El Necronomicón ha sido uno de los libros apócrifos más buscados en librerías y bibliotecas alrederor del mundo.

Esto se debe, sin duda, a la veracidad y solidez con la que Howard Phillips Lovecraft supo introducirlo y presentarlo en sus relatos; y al hecho de que sólo nos permitiera leer pasajes sueltos de tan horrendo volumen. Desde el principio se nos advierte que su simple lectura es esquiva y prohibida, que arrastra al osado incauto a la locura más absoluta como mínimo y, con mayor desdicha, a la muerte. Se nos anuncia que vamos a saber, a conocer, y a desentrañar sus más terribles secretos para luego, piadosamente, tener que aceptar que nos son negados en aras de nuestro propio bien.
 
Al margen de su valor como elemento icónico de los Mitos, existe una historia muy interesante para el lector acerca del nacimiento de este tomo prohibido de las manos del escritor de Providence: la sinopsis proporcionada por La Factoría de Ideas nos dice que "aunque los escépticos afirman que el Necronomicón es un tomo fantástico creado por H.P. Lovecraft, los auténticos investigadores de los misterios esotéricos del mundo saben la verdad: El Necronomicón es un volumen blasfemo de conocimiento prohibido escrito por el árabe loco, Abdul Alhazred. Incluso hoy, a pesar de las tentativas por destruir todas las copias en cualquier idioma a lo largo de los siglos, aún existen algunos ejemplares, escondidos. Dentro de este libro encontrarás historias acerca del Necronomicón, diferentes versiones del Necronomicón, y dos ensayos acerca del libro blasfemo. Ahora tú también puedes aprender el verdadero saber de Abdul Alhazred y conocer, de primera mano, el ignoto poder que se encuentra tras sus páginas".

Tras estas primeras líneas se incluye un perturbador fragmento de la obra de Richard L.Tierney El que aúlla en la oscuridad: "dejando a un lado el libro, comenzó a pasearse con inquietud por la habitación; mientras lo hacía, advirtió sobre la mesa un volumen avejentado de grandes dimensiones. Un pesado pisapapeles mantenía abiertas sus páginas amarillentas; cuando, por curiosidad, echó una ojeada a su título, Hamilton se sorprendió un poco al ver que era el misterioso Necronomicón del que el viejo Eric Scott había hablado de manera tan vacilante. Con su curiosidad azuzada, Hamilton examinó el libro más de cerca. Ciertos nombres que entrevió, como Taaran, Dios del Mal y Nyarlathotep, el Caos Reptante, eran vagamente inquietantes".
 
Pero justo es reconocer que la idea de Lovecraft y después utilizada por otros escritores deviene de más atrás en el tiempo. En efecto, Robert William Chambers, nacido en 1865 y fallecido en 1933 por una dolencia intestinal, publicó en 1895 su segundo libro El rey de amarillo (The king in yellow), un grupo de historias caracterizadas por tres elementos: una obra de teatro, en formato de libro, titulada El rey de amarillo; una enigmática y malévola criatura sobrenatural con el mismo nombre; y un misterioso y terrible símbolo llamado el signo amarillo. Lovecraft habría leído la novela en 1927 e incluiría en sus historias ciertos pasajes pertenecientes a dicho libro. La obra de teatro El rey de amarillo sería entonces la semilla de la que surgió el aborrecible Necronomicón y tras él toda una biblioteca de libros prohibidos, ocultos, peligrosos y mágicos: incuso lo mencionó así en su colección de poemas Hongos de Yuggoth (Fungi from Yuggoth, 1927) en el soneto XXVII.
 
Según narra el propio Lovecraft, el nombre de Necronomicón le apareció en un sueño. Cuando despertó, se informó acerca de la coherencia de tal nombre y comprobó que era perfectamente válido desde un punto de vista etimológico. Por supuesto, el autor de los Mitos nunca escribió ese libro que no puede leerse sin enloquecer; aunque sí algunos fragmentos del mismo y que servírían como heraldos de los horrores que estaban por venir. No obstante, sólo los relatos que no pretenden ser El Necronomicón merecen realmente la pena como parte del universo lovecraftiano; ya que, como opinaba su creador, y así nos lo hizo saber en una misiva, la sola idea de su probable existencia le era mucho más aterradora que cualquier libro que pudiese escribir con ese título. De hecho, se lo pidieron en multitud de ocasiones, pero nunca se atrevió a conformarlo literariamente hablando. Toda versión del libro prohibido que leamos de manos de otros autores carece de ése horror y sentimiento de desolación cósmica que solamente Lovecraft era capáz de improntarle.
 
Parafraseando al antologista Robert McNair Price, la obra de Lovecraft nos apunta continuamente a El Necronomicón para que, cuando estemos ansiosos por leer esas frases blasfemas y prohibidas, capaces de conducir a la mente humana a la locura… ¡se nos nieguen! Piadosamente, el autor rehúsa mostrárnoslas y así, relato tras relato, sólo se nos permite leer los párrafos menos dañinos y para los que la mente humana está preparada. Nuestro interés por poder hojear el sacrílego tomo aumenta; pero sólo para que nuestros deseos sean frustrados una y otra vez irremediablemente. Como bien han conocido las mujeres de todos los tiempos, es mucho mejor insinuar que mostrar. La insinuación que deja abierta la imaginación siempre resulta mucho más fructífera y efectiva que la verdad al desnudo, que puede dar al traste con las expectativas creadas.
 
Libreros y bibliotecas han recibido el encargo del famoso e impío libro; mucha gente cree en su existencia, e incluso no faltan quienes han afirmado poseerlo o haberlo leído. En 1960 se descubrió en el archivo de la Biblioteca general de la Universidad California la siguiente ficha bibliográfica, correcta desde el punto de vista formal:
 
BL 430
A 47
B
Alhazred, Abdul _____aprox. 738 D.C.
Necronomicon (Al Azif) de Abdul Alhazred.
Traducido del griego por Olaus Wormius (Olao Worm)
XIII, 760 págs., grabados madera,
enc. tablas, tm. fol. (62 cm.)
(Toledo), 1647

Esto presupondría que la citada biblioteca lo tiene o lo tuvo en existencia. Pero de ninguna manera es así: se trató, desde un principio, de una bien elucubrada broma, tal vez de un estudiante o de algún fanático de Los Mitos que quiso dar un sustento real al libro y de ahí la existencia de la ficha.
 
¿Y qué significa Necronomicón? Según Lovecraft, su etimología es en realidad sencilla y en una carta escrita en 1937, dirigida a Harry O. Fischer, debe interpretarse como la Imagen de la Ley de los Muertos. Sobre su carácter ficticio sentenció: sobre los libros terribles y prohibidos, me fuerzan a decir que la mayoría de ellos son puramente imaginarios. Nunca existió ningún Abdul Alhazred o el Necronomicón, porque inventé estos nombres yo mismo. Ludwig Prinn fue ideado por Robert Bloch y su De Vermis Mysteriis, mientras que el Libro de Eibon es una invención de Clark Ashton Smith. Robert E. Howard debe responder de Friedrich von Junzt y su Unaussprechlichen Kulten… En cuanto a libros escritos en serio sobre temas oscuros, ocultos, y sobrenaturales, en realidad no son muchos, nos termina diciendo.
 
La sombra cósmica de El Necronomicón es alargada, y bajo ella han crecido muchos otros libros prohibidos y sacrílegos de saberes ocultos cuyo contenido tampoco nos puede ser revelado en su totalidad. La técnica de tender el cebo, esperando que piquemos sólo para descubrir que no hay nada al otro lado de la caña de pescar, provoca una sensación de curiosidad, misterio e incluso temor. Indiana Jones no mira lo que hay dentro del Arca Perdida, como bien nos dice Robert M. Price, y el caos y la muerte que se desata a su alrededor permanecerá siendo un misterio para él. ¡Pero es mejor que no sacie su curiosidad o ella será su perdición!
 
Con esta idea, los narradores de los diferentes libros prohibidos -con Lovecraft a la cabeza-, nos ahorran esos infaustos pasajes que nos conducirían, como poco, a la locura...

5 comentarios:

  1. Excelente entrada! Comento que durante algunos años de mi juventud pensé que El Necronomicón tenía existencia real, a pesar que había leído de su inexistencia.

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  2. Entonces nunca ha existido el Necronomicón? Vaya fraude literario, pero perfectamente llevado adelante por Lovecraft.

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    1. Pues a mi parecer, el Necronomicón es la mejor obra jamás escrita.
      Un gran saludo Alejandra!

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    2. ps la verdad nunca se va a saber, pq segun lovecraft el hizo un viaje astral, donde se le fue rebelado todo lo que esta en el necro, toca es probar algun conjuro y ya ;)

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