Por: José Contreras
AUTOR: SHIRLEY JACKSON (1916-1965)
PAÍS:
ESTADOS UNIDOS
PUBLICACIÓN:
1959
EDITORIAL:
DEBOLSILLO
EDICIÓN:
2015
PÁGINAS:
232
ISBN:
9786073129114
Se trata de la quinta novela de la escritora, la
correspondiente a la presente reseña, nominada en 1960 por National Book Award
en la categoría de mejor novela de ficción. Así mismo fue adaptada al cine en
1963 por Robert Wise y en 1999 por Jan
de Bont, ambas bajo el título The haunting.
En las colinas de un pueblo llamado Hillsdale,
Eleanor y Theodora se conocen en una mansión de reputación aterradora, lugar al
que fueron convocadas por el antropólogo doctor Montague para investigar
fenómenos paranormales, gracias a que ellas, respectivamente, en algún momento
de su vida, tuvieron experiencias sobrenaturales o cuentan con una sensibilidad
psíquica más allá de lo ordinario. Así mismo complementa el cuarteto de personajes
principales, Luke, el virtual heredero de Hill House que supervisa por encargo
de su tía las actividades del doctor. Todos los protagonistas son variopintos y,
en un principio, simpáticos, cuyos diálogos bromistas al presentarse mutuamente
no hacen más que aburrir. Pero no hay tormenta que dure por siempre, a medida
que se familiarizan surge más mordacidad e intriga entre ellos; salvo por el
doctor Montague, que se comporta la mayor parte del tiempo como el único adulto
maduro.
La mansión había tenido decenas de inquilinos que la
abandonaban al poco tiempo de habitarla, sin contar las numerosas muertes ocurridas
y una ancestral disputa por la heredad, razón por la que el doctor decide
alquilarla para sus pesquisas.
El lector se encontrará con una novela apenas
superior a las 200 páginas, narrada de forma omnisciente, en las cuales no pasa
nada interesante hasta después de las 80. Ya que la autora tenía muy buena reputación gracias a su
relato La lotería (1948) que en 1951 tuvo una dramatización en la radio y entre
1950-1955 a la televisión, posiblemente imaginaba que su novela también sería
adaptada a la radio o filmada, por lo que da la sensación de que rellenó un
poco los primeros capítulos. En el primero, se explica quién es el doctor, sus
motivaciones para indagar en lo sobrenatural y todo lo que hizo para
seleccionar a sus candidatos y la casa embrujada; culminando allá y conociendo
por fin a los demás protagonistas. La propia narración, además, adjunta una descripción breve de
ellos.
Sin embargo, en el siguiente capítulo Eleanor se
revela que es la verdadera protagonista, mostrándonos una sumisa mujer insegura
e infeliz que encuentra una oportunidad de rehacer su vida al abandonar la casa
de su hermana, y se indagará en nimiedades que pudieron haberse omitido entre
esa escena y su llegada al pueblo de Hillsdale; para finalmente pasar a la
mansión y conocer a los personajes secundarios: la ama de llaves y su marido,
cuya mala actitud apenas sí se aprovecha en la historia para conversaciones
entre los protagonistas; entonces se topa con Theodora y salen a recorrer los
alrededores del lugar hasta que comienza a oscurecer y regresan adentro para
encontrarse con el doctor Montague y después con Luke. ¡Entonces comienza otro
capítulo y se repite todo lo que ya sabíamos desde el comienzo! ¡Desde quién es
cada quién, hasta porque están todos allí! Nada que justifique tanto la
tardanza hacia el nudo de la trama, por lo que el primer capítulo pudiera
omitirse por completo, recalcando que todo gira sobre Eleanor, no sobre
investigador. Ni siquiera Otra vuelta de tuerca (1898), de Henry James, que se
caracteriza por una narrativa lenta y tediosa, aburre tanto en la introducción
de sus personajes, además de que la ambigüedad argumental sí lo exime de
impacientar a los leedores primerizos; sumando que la institutriz es la propia
narradora, otorga más potencia a su posible inestabilidad emocional al contar
sólo con su percepción, cosa en la que falla el punto de vista omnisciente cuando
discrimina la información que comparte a su público. Hasta en El castillo de
Otranto (1764), que Horace Walpole no podría presumir de tener una narración
tan excelsa, al no dar descripciones de personajes o lugares, resulta más
fascinante por su brevedad que por inaugurar los clisés de las novelas góticas.
Shirley Jackson no escatima en descripciones, son
tan detalladas que hasta el lector menos imaginativo tendrá una imagen tan vívida
como si fuese uno de los personajes. Por lo tanto, cuando decide meterle emoción
a la obra, lo hace intrigando de la misma forma que un vendedor de drogas
engancha a los jóvenes incautos, dando pequeñas probadas de elementos
extraordinarios y del declive mental que produce Hill House sobre Eleanor hasta
que el paroxismo a la demencia cae de una forma tan abrupta que casi minimiza
las manifestaciones espectrales que todos los demás participantes perciben.
Los personajes plantean hipótesis sobre lo que
ocurre en realidad con la mansión, pero son sólo eso, hipótesis; por lo que
cada quien es libre de interpretar el origen de la maldición. Al analizar con
cuidado la información tangible, el autor de la presente crítica da por hecho que la maldad del lugar ataca a los débiles
mentales, creándoles un infierno personalizado. Similar a la popular franquicia
de videojuegos en la que un pueblo desierto, cubierto todo el tiempo por
niebla, acecha a los personajes atormentándolos con sus pecados ocultos. Nada
bueno para Eleanor.
Coincido que los primeros diálogos son bastante flojos, pero a medida que el relato avanza y nos adentramos en la psicología de la protagonista, se hace más intenso. Aunque solo lo he leído en traducción al español, me parece que el lenguaje es sugerente y la imagen con la que describe el ambiente de la casa es magnífica: "En su interior, las paredes mantenían su verticalidad, los ladrillos se entrelazaban limpiamente, los candados aguantaban firmes y las puertas permanecían cuidadosamente cerradas; el silencio empujaba incansable contra la madera y la piedra de Hill House, y lo que fuera que caminase allí dentro, caminaba solo.”
ResponderBorrarLlega el momento en que el trastorno mental de Eleanor es más importanta que los fantasmas de la casa,que sí han escuchado y sentido las demás personas que están en el experimento.
Siempre nos quedaremos con la duda de que si las manifiestaciones que Eleanor sufre son producto de sus problemas emocionales y mentales o si es tanta la posesión de la casa embrujada que termina absorbiéndola, trastornándola y atrapándola.
Es una obra importante para el género de terror y su influencia es notoria en Rose Red y Crimson Peak.
Yo vi la película muchos años antes de por fin conseguir la novela. Me parece una buena adaptación; sin embargo, el placer de la lectura del libro es incomparable.
Hola. Gracias por compartir tu opinión. No sentí que desperdiciara mi dinero con este libro, pero mi queja es que falló como novela gótica mientras que triunfó por el lado de la psique de Eleanor. Eliminé la cita de King sobre esta obra porque me pareció que le daba más mérito del que realmente tiene. Mi principal queja es que mínimo se le pudieron recortar 40 páginas sin afectar la trama.
BorrarLamentablemente tampoco me gustaron mucho los personajes, todos sirvieron como accesorios para Eleanor. Aunque coincido en la belleza de la narración, jamás imaginaría que un picnic pudiese llegar a ser aterrador. Un saludo.