miércoles, 7 de septiembre de 2016

Poesía: Amar en silencio también es amar

Por: Luisa Chico




Cuando el amor se envuelve de silencio, 
y el sentimiento se destierra 
a lo más profundo de los abismos del alma, 
una estrella, allá lejos, 
prendida en el terciopelo negro 
de la noche… 
llora. 

 Pero ocultarlo y condenarlo al mutismo 
no disminuye su fuerza, 
su luz, su palpitar, su calor, 
simplemente se aletarga, 
esperando el momento de poder lucir 
con toda su esplendidez, 
de avivar esa llama 
que ha quedado adormecida al calor de la 
 hoguera que ardió en fuego febril 
un día cualquiera, 
en una calle cualquiera, 
en un momento cualquiera… 

Amar en silencio también es amar, 
aunque no te mires en sus ojos evocadores 
de pasiones compartidas, 
ni beses sus labios de pura ambrosía. 
 Aunque tu piel no tiemble 
con la caricia de esas manos 
que te hablan de vida, 
de amor… de milagros, 
ni puedas sentir su abrazo 
cálido, protector, envolvente, placentero. 

La luna consuela a la estrella que llora 
porque ella si sabe de amores imposibles, 
no en vano con el suyo 
solo se cruza un momento cada día 
sin poder tocarle ni casi sentirle. 
 Sonríe hacia adentro 
porque ella sabe mejor que nadie 
lo que cuesta amar en la distancia 
y en silencio, 
marchar al rayar el día 
retrasando unos segundos su viaje inevitable 
para poder mirarse un instante en su luz 
y alimentar así el sentimiento grato 
de saberse suya, 
de saberlo suyo, 
a pesar de todo y de todos. 

En el abismo del silencio, 
donde todo parece oscuridad y pena, 
un corazón palpita quedamente 
y calla silente porque ama 
el conoce la fuerza del amor generoso, 
el que se envuelve en sigilo 
cuando sabe que así… 
no daña.

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