domingo, 17 de diciembre de 2017

Música: Johann Sebastian Bach y Ludwig Van Beethoven - El reencuentro del espíritu musical alemán

Por: Silvia Villarespe


"Urvater der Harmonie": palabras de Ludwig van Beethoven, quien hasta el final de su vida no dejó jamás de admirar el infatigable talento del genio de Eisenach. La figura de Johann Sebastian Bach se fue construyendo a lo largo de los siglos. No fue tarea fácil, el reconocimiento de su obra y de su contribución al estilo contrapuntístico, así como sus impresionantes cualidades como organista, clavecinista y violinista, fueron discretamente apreciadas en la primera parte del siglo XVIII.

El Clave bien temperado fue una extensa obra musical y teórica, repasada y copiada en la mayoría de las veces a mano, a manera de lección por los jóvenes músicos de la época prerromántica e ilustrada, pero editada y difundida hasta 1801. Beethoven la llegó a conocer bastante bien en su niñez; según fuentes cercanas afirmaban que podía interpretarla de manera magistral. En los años en que Beethoven se formaba como músico, Bach no era la prominente figura musical tal cual la conocemos hoy, pocas veces se interpretaban algunas piezas menores, pero el genio de Bonn pudo descifrar desde la tierna edad de nueve años, el poder oculto y la maestría en la monumental obra del maestro del contrapunto. Se podría decir que el espíritu de Beethoven se interconectó con el de Bach, de manera mucho más profunda gracias a su labor como organista. En Bonn, a la edad de diez años, el pequeño Ludwig ya ejecutaba este instrumento en el convento de los franciscanos de manera tan profesional, como cualquier otro músico experimentado de la capilla musical de la Corte Electoral de Bonn.

   Ludwig van Beethoven en 1814 - Retrato por Louis-René Létronne.

Y así, el Beethoven que abandona Bonn para emigrar a Viena no dejará atrás el espíritu musical alemán, defendiéndolo a capa y espada aún en medio del esplendor de Giacomo Rossini y el estilo italiano. Beethoven fue capaz de reflexionar sobre la naturaleza de la música y sabrá entender que Bach llevó a su máximo esplendor la polifonía, la música renacentista y barroca, conjugando un supremo estilo personal, que llevó hacia límites insospechados y jamás alcanzados. 

Haciendo un interesante juego de palabras, Beethoven comúnmente afirmaba que no se podía considerar sólo “Nicht Bach, sondern Meer sollte er heissen” (No un rio, debería llamársele el imponente y profundo mar). Eso fue la música de Bach para Beethoven, quien creyó en el legado de su genialidad antes del esplendor del músico de Eisenach ya para mediados del siglo XIX.

"Echt Bach!" Johann Sebastian Bach en 1730 - Museo Bach de Eisenach

En palabras del controvertido secretario particular de Beethoven, Anton Schindler, ya en plena madurez: "…la biblioteca personal del maestro contenía muy poco del patriarca de la música. A parte de unos cuantos motetes […] tenía la mayoría de la música de Bach conocida hasta el momento: La Clave bien temperada […] los tres volúmenes del Clavier-Übung [1], quince invenciones para dos y tres voces, y una toccata en do menor. Esto era la colección total…"[2].

Bach, será una vida de aprendizaje para Beethoven: fueron largos años en los que el alemán descubriría su obra. El contrapunto será para él un reto y al final de sus días se convertirá en una obsesión. La Gran fuga compuesta este 1825 y 1826 fue un verdadero dolor de cabeza: en un principio pensada para formar parte como cuarto y último movimiento del Cuarteto no. 13 óp. 130, debido a su complejidad, no fue bien recibida por el público, por lo que decide separarla del conjunto, para conformarla como única pieza conocida como Cuarteto no. 17 óp. 133 en si bemol mayor o Grosse Fuge. Siguiendo por un lado el más puro estilo contrapuntístico de Bach, con aportaciones particulares sumamente novedosas, Beethoven logra crear una obra demasiado avanzada a su propio tiempo. Sabemos que ningún músico aceptó interpretarla; se decía que aún no había nacido un intérprete con semejante talento, para ejecutar una composición de tal magnitud."…se trata de una fuga con dos sujetos y unas variaciones […] en las siguientes partes: a) obertura (allegro) con el tema principal o generador; b) primera fuga que combina el primer sujeto con el tema generador; c) segunda fuga con diversos cambios  de tonalidades y de ambientes; f) conclusión, que logra reconciliar a los antagonistas en una lucha que ganaba el tema generador"[3].

Fue Bach una influencia notable en Beethoven a lo largo de su vida, una fuerza en la que creyó firmemente y que fue capaz de envolver su obra hasta el final de sus días. Podemos concluir con un pasaje de la biografía de J.N Forkel sobre el padre de la armonía, copiado por la propia mano de Beethoven y encontrado en el mencionado pequeño volumen recopilatorio de Bach.

La aseveración de que la música es un arte capaz de ser comprendido por todos los oídos no puede sostenerse en el caso de Bach; la propia existencia y originalidad de su obra, que parece estar destinada sólo para conocedores, contradice la aseveración antes mencionada. Así, sólo los expertos en música, quienes en una obra de arte pueden percibir y sentir esa organización interna, quienes pueden penetrar en los deseos del artista […] pueden juzgar aquí. [4]


[1]   Una serie de composiciones o ejercicios para teclado (clave y órgano) compuestas entre 1731 y 1742
[2]   Anton Felix Schindler, Beethoven as I Knew Him, English translation by Constance S. Jolly, New York, Dover Publications,Inc., 1996, p.380 (Traducción del ingles al español, realizada por la autora) 
[3]  Arturo Reverter, Beethoven, Barcelona, Ediciones Península, 2ª edición, 1999, p.64 
[4]  Schindler, óp. cit., p. 380 (traducción personal)


BIBLIOGRAFÍA
  • Massin Jean y Brigitte, Ludwig van Beethoven, Madrid, Turner Publicaciones, S.A.
  • Reverter, Arturo, Beethoven, Barcelona, Ediciones Península, 2ª edición, 1999.
  • Schindler, Anton Felix Schindler, Beethoven as I Knew Him, English translation by Constance S. Jolly, New York, Dover Publications, Inc., 1996.





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