miércoles, 6 de diciembre de 2017

Poesía: Antología

Por: Jaime Jordán Chávez


Leonid Afremov - Dirty dancing
 

Nada

Nunca podrás ser libre,
no volarás, ni trascenderás,
aunque los astros más brillantes
dibujen tu nombre en el vacío.
La vida así lo ordena.
Solo naciste para morir en el suspiro cósmico
de este infinito absurdo.
Por más lúcidas y sensatas que sean tus ideas
nunca serán eternas.

Nada... Nada te pertenece en esta vida
que no es más que una perpetua agonía
No eres dueño ni de tu cuerpo
¡Nada! ¡Nada te pertenece!
de todo haces nada, y esa nada
es lo que eres.
 


¿Por que sera? 

Que las noches me recuerdan a las mañanas
y las mañanas a las noches y todo se me va
pero todo se me regresa
y me caigo pero en donde caigo
siempre me acomodo
y me atoro pero donde me atoro
es justo donde cabía
y me siento tan confortable
como el elefante agonizante
regresando a casa.


E-a-o-e-a

No temas de la muerte,
mejor teme de la vida,
del inexistente destino
de los segundos inertes
y de la absurda monotonía.

Si te arrastrase el olvido
y no vivieses eternamente,
si tu aspiración cumplida
no fuese, y tus libros
no durmiesen en anaqueles,
la verdad es que no importaría.

No importa ser reconocido
cuando la eternidad te ofrece sus laureles
y la época te espera con melancolía.
 


Incorpóreo
 
I
Esta mañana me desperté
y no he sido capaz de reconocerme
me mire al espejo -¿Este soy yo?
Este pellejo, estos huesos, esta carne
estos ojos, estos dientes, esta nariz
este cuerpo..... )
¿Es que acaso, es todo lo que soy?
No. Yo no soy.
Yo hace tiempo que me fui.

II

Las estrellas estaban ocultas
Detrás de nubes que presagiaban la tormenta

Los arboles por fin cantaban
El pájaro ya no lloraba
pero había tanta sangre, tanta miseria
que yo no podia mirar otra cosa.

Yo morí ese día,
Decidí no vivir más
¿Pero entonces, quien es el que está vivo?

 

Los muertos no amamos

Sin importarte cuanto nos amamos
Sin preocuparte por el tiempo y la distancia
Sin pensar en todos los segundos compartidos
me abandonaste.

Ahora es inútil tu presencia
y efímero tu recuerdo,
aunque seas la esencia de mi vida
y te lleve en mis adentros,
aunque miles de lágrimas
rueden desde tus ojos,
ya no te amo.

Por que nosotros somos el muerto
ese muerto por el que estás llorando,
y los muertos no amamos



Esas madrugadas…

Hay madrugadas en las que no duermo
Y siento un fuego en el corazón,
Una llama interminable que me incinera el espíritu.

Hay madrugadas en las que me siento solo
Como un polo en medio del ártico
Y las horas me parecen días.

Hay madrugadas donde no importa nada, y caigo
Como yunque precipitado al fondo del abismo

Esas madrugadas....
En vísperas del amanecer
Las palabras llegan y me piden ser escritas
Como las fotografías piden ser tomadas en los atardeceres.


Amor IV  


El mundo se quiebra, pero ella es feliz. 
Un millón de primaveras se refleja en su sonrisa, 
y su mirada limpia cae en mí, como al maíz la llovizna. 

Ante su presencia. 
Las luciérnagas brillan más, los pájaros endulzan su canto 
Y el universo florece de su vientre. Toda ella es poesía. 

Su cuerpo es una odisea de dios 
Y su cabello se derrama en su espalda, 
Como una cascada en la pradera. 
Es más hermosa que la noche constelada, 
Ella es la estrella que brilla mejor que todas. 

La gente la mira y piensa que es perfecta, 
Pero hay algunos días, donde ella se oculta 
En un rincón de sí misma. 


Esos días 

El universo se apaga, el cielo se aleja 
y sus lágrimas caen encima de mí como un diluvio. 

Para que ella ya no llore, le doy todo lo que tengo 
y como yo no tengo casi nada, todos los días 
le compongo poemas y canciones con mis manos chuecas. 

Aunque ella no lea mis poemas. 
Mis versos buscan su mirada, 
para regresar como los ríos al océano. 

Aunque ella no escuche mis canciones. 
Mis canciones buscan aire, 
Para acariciar su oído. 

Yo no la tengo, nunca la he tenido 
Pero cuanto la amo aunque no esté conmigo. 

Tengo un amor por ella, que me recuerda 
A todas las cosas puras de este mundo. 

Tengo un amor por ella, que nació 
Incluso antes de que nosotros naciéramos. 

Podrá dejar de brillar el sol 
Convertirse en desiertos todos los mares 
Quebrarse el mundo en mil pedazos 
Como una esfera de cristal. 

La muerte me alcanzará 
en un tibio día sin luz, 
y me enterrarán en un fúnebre ataúd, 
Pero nunca, nada ni nadie 
Podrá extinguir la llama de este amor eterno.


El último segundo


Te abrazo
el universo se apaga
me dice adiós tu mirada que se aleja,
y tus ojos caen encima de mi como un diluvio.

Quisiera alargar este último segundo.
este segundo de nuestra última respiración compartida
este segundo entre nuestros latidos
este segundo antes de tu ausencia.
Para que el poco tiempo que aún nos queda
nunca se desvanezca.  



Ego sum, et non sum
(fragmento) 

Estoy en el mosaico del cielo 

en la voz cristalina de los ríos 
en el sollozo de las nubes grises 
en la respiración de las montañas 
y quien sabe en cuantas cosas más, 
pero no estoy en mí.

Soy y no soy, estoy y no estoy, vivo sin verme vivir 

no tengo alma, ni espíritu, ni presencia 
ni moral, ni cuerpo, ni vida, 
ya no soy un hombre 
soy poesía.

Y si no gustan mis versos desesperados 

Y si nadie entiende esta voz tormentosa 
ya no me importa. 
iré por el universo como una estrella espectral 
recorriendo el espacio, de sol en sol, de planeta en planeta y de galaxia en galaxia

hasta encontrarme.

Y no me detendré ni cuando muera.



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