domingo, 1 de enero de 2017

Poesía: Cinco instantes de amor

Por: Paty Mendoza


René Magritte - El Retorno (1940)


I
Y supe que todo había terminado cuando el silencio lleno la habitación. 
Ya no había música en todo lo que hacía, ni melodía en su risa. 
Ya no existía ópera en mis gemidos. 
Todo había terminado cuando ni los insultos, los gritos, reproches, las culpas o llanto dejaron de sonar. 
Cuando el silencio lleno la habitación, sabía que todo había terminado.

II
Hay días que quisiera ser pájaro, cualquiera que volara, iría entre las nubes y miraría, mirando hacia el agua deseando ser pez; siendo pez iría hasta lo más profundo, donde esta todo frío y oscuro, deseando estar en la tierra; estando en la tierra, desearía ser un mono, acicalaria a mi igual y recorrería los árboles deseando ser reptil; siendo reptil, me arrastraría entre el pasto, la tierra o arena, saboreando con mi vientre las texturas, definitivamente, sí yo fuera animal, no pediría ser uno racional.

III
Su mejor forma de hacerme el amor fue cuando tomaba mis manos, entrelazaba nuestros dedos y besaba mis nudillos.

IV
Somos la suma perfecta de imperfecciones, la resta de sueños de amor y la multiplicación de momentos raros.

V
A veces se quedaba callado contemplando la perfección de la imperfección de su manera de ser. 
Amaba mirar las motas de polvo a contraluz que bailaba cerca de ella cada que vociferaba por cualquier cosa. 
Amaba la línea de expresión en su frente nacida de su usual ceño fruncido. 
Amaba los momentos fugaces donde dejaba caer sus barreras y comenzaba a reír como inocente. 
A veces se quedaba callado contemplando el espacio vacío de su ausencia temprana.


1 comentario:

  1. Cinco pequeñeces que dan mucho terreno a la imaginación. Lo imprimo y me lo llevo. Gracias.

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