miércoles, 28 de febrero de 2018

Poesía: Donde el Alfa y el Omega

Por: Erika Cristina Rodríguez Padrón


El jardín de las delicias (h. 1490-1500) - Jerónimo Bosch (el Bosco)


Madrugada en duermevela, 
donde sin proponerte, 
ves lo que no debes ver 
y una duda taladrante, 
aleja a Morfeo en tropel. 

¿Dónde está Dios?, me pregunto 
y mi mente saturada, 
me da posibles respuestas. 
¿Estará en la sincronía, 
de los ritmos circadianos?, 
tal vez en la metafísica, 
o quizá está en la mitosis, 
de nuestra reproducción. 

En la entropía o la entalpía, 
en la descripción compleja, 
de esa fórmula algorítmica, 
en la física o la química, 
o en el perfecto consciente, 
quizá flotando en las mentes, 
en el todo perceptible, 
en la música, en el arte 
o en un profundo silente. 

Tal vez está en la memoria, 
 insertado casi a fuerza, 
¿o es que habita siempre en mí, 
en mi físico biológico, 
o está en la capacidad, 
de la mente reflexiva, 
o en la espiritualidad? 

¿Estará en el microcosmos, 
que por dentro nos sublima, 
o quizá en el macrocosmos, 
el galáctico, el vibrante, 
o es playa cósmica viva? 

¿Será ese ser elevado, 
como dicta ese compás, 
las rosas o las escuadras, 
las cruces o el gran Chamán?, 
¿o es que vive en la semilla, 
en la tierra o en el sol, 
o nos mira con cautela, 
desde el cinturón de Orión? 

¿Acaso es rey o señor, 
es ese sabio arquitecto, 
habita en actos de fe, 
matemático perfecto? 
¿Es el ser omnipotente, 
omnipresente, omnisciente, 
o es la vital energía, 
donde todo se conecta 
y concentra el universo? 

¿Está más allá del tiempo, 
del espacio y de los sueños, 
o vivirá en las conciencias, 
de los buenos semejantes, 
en el respeto común, 
en la hermosa sinfonía 
o en el bello cielo azul? 

¿O Dios reside en los actos, 
que realizamos a diario, 
estará en la inspiración, 
que enamora a los artistas, 
está en el óleo del cuadro, 
o guía esculturas divinas?

Estará en todo ser vivo, 
de este y de otros planetas, 
o en químicos elementos, 
en los físicos fenómenos, 
en la potencia del rayo 
o en ese cuántico plasma, 
en el fuego o en el viento. 

¿Dónde está Dios o se fue, 
de este plano hace ya tiempo? 
¿Es un mero observador, 
 de este mundo tan violento, 
o está en esa dulce flor 
o en ojos de enamorados? 
Quizá está en esa chispa, 
de aquella risa infantil, 
o en la petri-color brisa. 

¿Estará Dios escondido, 
en el agua del sediento, 
o en la del santo bautismo?, 
¿o en la promesa de amor, 
que permanece en la boca, 
de los dos que se desposan? 
 ¿O está en el lecho sublime, 
de las almas que se donan, 
sostenidos por su amor, 
sin papel ni ceremonia? 

¿O en la mirada serena, 
de quien alcanza su luz, 
elevando su conciencia? 
¿O en el hombre que lo ve 
y palpa en libro sagrado, 
o está en la resignación, 
al perder un ser amado? 

¿Está en mi libre albedrío, 
el que me hace preguntar, 
 esta noche sin cuartel, 
acaso estás a mi lado, 
como un amigo entrañable, 
ayudándome a enlazar, 
las letras como a Ezequiel? 

Tal vez no será esta noche, 
la que traiga la respuesta, 
porque Dios habita ahí, 
en todo lo que está dicho 
y en aquello que se ausenta. 

Tal vez está en esa luz, 
al otro lado del túnel, 
donde trascienden las almas, 
esa que aleja el dolor, 
en el remanso de paz, 
donde reside el amor. 


© Erika Cristina Rodríguez Padrón



viernes, 23 de febrero de 2018

Poesía: Nocturno a la del bar

Por: Gabriel Moreno


Afrodita (2008)  - José Ignacio Prieto del Pico

Mírala, tan tonta. 
Sentada ahí 
Con sus pechos alicaídos 
por esas manos deseadas 
que no los tocan. 

Pidiendo en un grito de silencio que, 
en vez de este cigarro, 
Me fume su alma. 

Mírala, tan usada. 
Gastada por lo que esperaba 
que se diga y no se dice. 

Mal cogida, mal querida. 
Consuelo para el triste y el borracho. 
Poseedora del olor a axila sudada, 
Impaciente por la caricia después del sexo. 

Todas las noches son la noche, 
El animal nocturno que se agazapa en su vientre
Y en esas enredaderas que le cubren el pubis. 
“Tengo calor, no me abraces”. 
“Ya es tarde. Me tengo que ir”.
  
Mírala… Tan pendeja.


martes, 20 de febrero de 2018

Literatura: Kafka visto a través de los ojos de un pintor

Por: Arisbeth

Tavík František Šimon - Noční



Tavík František Šimon (1877-1942)
Amigo personal de Franz Kafka, Tavík František Šimon (1877-1942) fue un pintor de origen bohemio (Imperio Austro-Húngaro) que estudió en la Academia de Bellas Artes de Praga. Debido a su estilo influenciado por el impresionismo francés y, por ende, por las técnicas del grabado japonés —tan en boga en estas fechas— recibió una beca que le permitió viajar por Europa visitando Francia, Italia, Bélgica e Inglaterra. Su primera exposición individual fue en Praga (1905) y, un año más tarde, haría lo propio en París. Posteriormente (1913) regresaría a Praga de nuevo para trabajar como profesor de la Academia de Bellas Artes. 

A su muerte se encontrarán en su dormitorio unos Diarios que tuvieron que esperar a ser publicados hasta años recientes (1996), una vez que el gobierno comunista abandona el poder y Chequia se separa de Eslovaquia conviertiéndose en estado independiente. Sin duda alguna, uno de los pasajes más interesantes de tales escritos tiene que ver con los recuerdos que Kafka deja en el pintor: algunas veces de carácter reflexivo y otras con un claro matíz melancólico que nos permiten entrever buena parte de la personalidad y pensamiento filosófico del autor de La metamorfosis.

A continuación, tres fragmentos de los Diarios de Tavík en una traducción personal directa del checo. Es de aclarar que algunas hojas fueron arrancadas y que están escritos casi de corrido, por lo que en su mayoría no contienen las fechas en que las partes fueron escritas:


Mi barrio favorito de París siempre fue Quarters Latin. Siguiéndome, algunos amigos y artistas también checos se mudaron este trimestre. El primero fue mi amigo el pintor F. Michl, siguieron los escultores Spaniel y Franck. Más tarde, el pintor Strumple y el ilustrador Placek. Kafka decidió no viajar, su estado de salud anímica no es nada bueno. 
Mi cuadro 'Noční' ('Nocturnos') lo impactó y no sé ni porqué. Me dijo que al fondo aparecía el castillo de sus más oscuros sueños, frío, amenazante, desolado. Le expliqué que no era un castillo, sino una más de tantas construcciones que abundan en Praga. 'No Tavík —me dijo Franz. Ese es el castillo donde habita el fantasma de aquellos que no lograron comprender que el único camino es la metamorfosis. No hay salida, ni entrada, solo hay vida, pero no existencia'. 
Ya Štefánik me había advertido que Kafka estaba un poco loco, aunque no más que los que todos los días nos reunimos para almorzar en el restaurante de siempre y comer la comida de siempre. 
'Tavik... piénsalo —me dijo ese día Štefánik—: hacer todos los días lo mismo no es diversión, es tan solo la locura disfrazada de modo ameno. Franz lo sabe y por eso observa que en ese castillo sucede lo mismo de siempre, hagas lo que hagas. ¿Entiendes que esta maquinaria monstruosa que llamamos sociedad representa la locura? Es el trámite burocrático hacia la muerte, pues. No, no concuerdo con Freud, pero debo reconocer que tiene razón cuando dice que no tenemos escape porque no es posible salir de un lugar adonde ni siquiera has entrado'. 
Es cosa de locos que nadie note que mi pintura no es un castillo, pero es extraño que de alguna manera evoque uno. Tal vez sean los colores o los juegos de claro-oscuros que manejo; o a la mejor la construcción finalmente sí es un castillo convertido en dormitorios tras la recesión. No sé... empiezo a dudar sobre lo que realmente pinté.

*****

A mi regreso a París volví a tener noticias de Kafka. Sus males se han agravado y no hace otra cosa que decir que la sentencia fue fallada en su contra a pesar que nunca supo cuál fue la acusación. 
Me encontré con Wiesner en Karlúvmost y me ha dicho que el semblante de Franz ha cambiado, que sus facciones se han afilado y que sus ojos parecieran los de un bicho como los que abundan por todas partes. Esto me hizo recordar cuando lo conocí en aquel barrio burgués en Bohemia. Éramos jóvenes y, en lugar de cenar, preferíamos ir a cualquier café en donde pudiéramos sentarnos, con un vaso de café en las manos, hablando él y dibujando yo, incluso más allá de la media noche.
Confieso que no teníamos mucho dinero, pero sí el mismo interés por el pensamiento moderno. A pesar de esto, encontrarme con Franz me suponía dibujar la cotidianeidad de la vida. No sé..., gente común haciendo lo mismo de siempre.
'No hay escapatoria Tavík —me repetía una y otra vez. Si no haces lo mismo de siempre, entonces no existe nada más que hacer. Es curioso, pero esto que llamamos vida es en realidad una de las muchas caras que nos regala la muerte. ¿Para qué? No lo sé. El pecado capital es el conocimiento, de eso no hay duda. Observa: una cucaracha es más feliz porque solamente existe sin siquiera saber que es'. 

*****

Tal vez este fin de semana lo visitaré... Todo llega a su fin y Kafka sabe que el suyo está cerca. Ha dicho mil veces que salió derrotado de un proceso del que nunca supo su procedencia, pero del que sabía que el único dictámen era invariablemente el mismo para el que lo afronta. Yo, en estos momentos, estoy siendo enjuiciado y mi sentencia no ha sido pronunciada, aunque ni falta que hace, porque ya Franz me ha revelado que no hay escapatoria: que de ese castillo nadie puede salir con vida, que la única esperanza es la metamorfosis.



sábado, 17 de febrero de 2018

Literatura: El país de nunca jamás

Por: Servando Clemens




Es la nación con menos corrupción en el mundo y el más limpio —leía en voz alta un anciano el periódico en la banca de un parque. Se acabó el narcotráfico, dos años sin asesinatos, cero feminicidios en lo que va del sexenio, total libertad de expresión, los políticos deshonestos han sido capturados y encarcelados, se ha invertido más en educación… Bueno, supongo que vamos avanzando paulatinamente —se comentó a sí mismo.
—Otra cosa, Fermín —le dijo su compañero de banca. No es por desearle el mal a nadie, pero escuché en las noticias que el expresidente se accidentó junto a su sequito de gobernadores ratas mientras huían en un helicóptero.
—¿Y qué le pasó a esa bola de lacras, Paco?
—Cayeron a un pantano… ya tenían varios años escapando de la justicia.
—¿Sobrevivieron al accidente?
—La libraron —dijo Paco—. Sin embargo, al salir del helicóptero fueron devorados por cocodrilos gigantes.
—Dios los tenga en su santa gloria, y que él los perdone, porque el pueblo jamás.
Fermín dio una chupada a su churro de mota y con los ojos entrecerrados dijo:
—Pura caca de chango. —Carraspeó—.  Desde que la legalizaron ya no me duelen las rodillas.
—Pinche mariguano.
De pronto se escuchó música reggaetón a alto volumen.
—¿Qué es esa porquería? —preguntó Paco.
—Relájate, hombre. Con esa bazofia castigan a los niños en la escuela por tirar basura en el patio.
—Me imagino que no lo volverán a hacer… pobres chavales.
Mientras tanto, un pequeño dominaba con gran habilidad un balón enfrente de los dos viejos. 
—Oye niño —gritó Fermín—, ¿quién ganó el mundial de futbol ayer?
—México le ganó a Alemania por tres tantos a cero, señor.
Paco sonrió ligeramente y dijo:
—Bueno, no me gusta el futbol, pero quizás sea una buena noticia.
—Hora de irnos —dijo Fermín. Tenemos que ir a la playa a tomar el sol.

Los dos ancianos suspiraron tranquilamente sabedores de su buena salud y de sus magníficas pensiones después de haber trabajado muchos años de manera honorable. 


martes, 13 de febrero de 2018

Poesía: Notas a una ninfa

Por: José L. Avendaño

The model resting, Toulouse Lautrec, 1889

Para: Mariana Clavel


Un collar de perlas
habita sujeto a tu cuello,
lienzo perfecto de dorado sueño.
El mar es ahora un olvidado templo
de hexámetros perdidos.

Brillo matutino franquea tus lentes,
ópalos tallados por dioses caídos,
sol que a tu mirada anda distraído,
cristales de tu alma transparente.

El arco de tu brazo
redime al cielo y lo enzalza,
tus dedos tocan la mejilla rosa.
Como la noche que anda distraída,
piadosa, se posa en otro cielo.

Tu cabello al hombro es cascada taciturna
donde revolotean aves de primavera,
en finas rocas de mármol zalamera
y desciende a tu piel de luna diurna.

Bajos endecasílabos perdidos
describen tu rebelde silueta
descansan en tu pupila de ninfa
y las metáforas caen estremecidas.

Notas del violín te rodean:
Leimotiv en crescendo
que va a dar a tus ojos
pasa por la cascada a tus senos
y baja presuroso a alimentar tu cuerpo.



*****


José de Jesús López Avendaño. Nace el 18 de abril de 1994 en la ciudad de Salina Cruz, Oaxaca. Cursa la carrera de Lengua y Literatura Hispanoamericanas en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Ha publicado en la revista literaria Monolito; en la gaceta de la UNACH, Letra suelta; la revista virtual, Mimeógrafo y en el Blog de la tertulia, donde participa activamente. Ha sido participante en el festival cultural “La hojarasca” en su edición del 2015. Ha asistido al coloquio cervantino en sus ediciones XXV y XXVI. Actualmente cursa el octavo semestre de su carrera.