martes, 20 de marzo de 2018

Poesía: Seis Poemas

Por: Herkol Varkolak





I. Abismo sinfónico

La noche, la luna, el antagonista,
La muerte, la lluvia y la luz del mal.
Alianzas perennes,
Hermanas malditas,
Amantes benditas de mi corazón.

El claro de luna, las lágrimas frías,
La pasión de amantes y el silencio vil;
Todas forman parte de mis melodías,
Todas son audibles gritos de dolor.

La docena amante, la belleza loca,
La amiga celosa y el hermano fiel;
Todos pertenecen a la vida moza
Y la luna azteca
Que de amor reboza,
Que de amor reboza sin saber porque.

Lo perverso, lo malvado e inmoral
Forman parte de mi acervo cultural,
El tabaco y el dios Baco, tan abajo;
Cafeína, aquel líquido infernal.

Con la tinta y el papel, una Torre de Babel.
Maravillas tan antiguas e inmortales
He de hacer.
La palabra en agonía, vida mía
Sinfonía enfermiza por saber.


*****

II. ¿Independencia, revolución?

Pobre de mi México,
Tan condenado por la historia
A vivir en la ignorancia,
Reprimido en la inconsciencia
De su gente sin memoria.

Pueblo sin identidad.
Una vez guerrero azteca;
Ahora piltrafas de España
Y América anglosajona,
Con el alma negra y seca.

Raza de estaño y latón,
Ya ahora ni a bronce llega;
Ni que pedir plata y oro,
Metales que tanto añoro,
Simbolicen tu grandeza.

Recordar todos debemos,
Que solo unidos logramos
Ser una grande cultura,
Rica y culta cual ninguna;
De guerreros, hombres y hermanos.

Que tan perdidos estamos,
Caminando ya sin rumbo;
Sin extenderle la mano
Al niño, adulto o anciano;
Ignorando a nuestro mundo.

Viendo pasar los problemas,
No buscando soluciones;
Sin luchar por los derechos,
Ni importándonos los hechos.
¡Viva México cabrones!

*****

III. Los demonios de mi cabeza

Los demonios en mi cabeza no me dejan dormir,
Apenas cae la noche, llegan e invaden mi sentir.
Su influencia en mi alma fuerte se llega a vivir
Y es entonces que mi mente desfallece hasta morir.

Los fantasmas del pasado poco me dejan hacer,
Atormentan mis ideas, mi actitud, mi proceder.
Un poco de elixir rojo debería funcionar,
Más el líquido divino gustaríame acabar.

Pero no es cualquiera cosa el deseo de asesinar.
Ya quisiera Míster Crowley a este monstruo imaginar.
¡Qué hermosa es la vida cuando hay que fallecer!
Sólo espero que la muerte nunca llegue a fenecer.

Que me deje, que me suma en tremendo y gran sopor,
Que inflija en mis venas incontrolable dolor,
Que el implacable dios Cronos no detenga más su andar
Para que mi hambre prosiga con su vasto devorar.

Más la rosa más hermosa ni con todo su candor
Puede calmar al enfermo, al maldito, gran tahúr,
Al que su vida la juega en un impasible albur.
Nada ni nadie detiene ni genera en mí temor.


*****

IV. El camino del poeta

Y emprendí el camino más largo que cualquier poeta pueda recorrer,
Una marisma de deseos e ilusiones que nunca ha de fenecer.
El roce de un hada en mi alma detonó en mí el dolor de amanecer,
Envolverme en mi capullo, apartarme, deformarme y ocultarme del placer.

El placer tan más mundano, superfluo y vano, casquivano del amor,
El amor, la existencia, disidencia, la indecencia de un dios.
Tantas cosas tan absurdas, infra, supra, arriba, abajo, bueno y malo me generan escozor.
Alergia a la raza humana y a su interminable horror.

De pensamientos infieles, irascibles, no perenes, de confort,
Violación, hipocresía, indecencia, ¡vil demencia!
Por eso mis pensamientos, mis ideas nunca han de fallecer
Para que tú compañero, casi hermano no te olvides del deber,
Deber corregir el rumbo dando tumbos para tener gran placer.

*****

V. Poema dedicado a Herkol parado frente a un micrófono

Pues bien este es mi turno de hablar.
Perdona que te corrija esas palabras que acabas de vociferar.
Disculpa que contradiga tu decir, pero es verdad...
Que el hecho de pararte ante un micrófono no te hace buen juglar.

Que las palabras por sí solas no componen los poemas,
Que frases tan vacías no florecen en poesía
Y que todas tus ideas no conforman más deforman a la musa que planeabas presumir.

Esa musa que no se hace, que nos nace
Y que se pega en el alma cual espina.
Que te arranca y te desgarra desde adentro
Y te enseña desde niño que jamás te dejará.

De antemano me disculpo por romper tu fantasía,
Aquella que tan triunfante provocó tu alegoría
Que con gran afán ensuciaste con palabras recinto tan sacrosanto,
Y ahora en mis manos dejas que corrija el maldito camposanto.


*****

VI. Hola mundo

Tengo frío y estoy débil,
tiemblo.
Intento abrir los ojos pero la luz me ciega,
sollozo.
Logro abrir los párpados por un momento,
la realidad es abrumadora.
Me aferro a los hilos finos de mi locura.
Ahí no hay nada,
nadie.

Ese lugar es un desierto,
un lugar vacío sin plantas ni animales,
ni humanos ni cielo ni agua ni arena,
un completo hoyo sin colores.
Me sumerjo cada vez más en eso que no tiene nombre y no siento,
no vivo.

Pero aún así no muero.
Es hora de levantarme, de regresar,
de vomitar existencias oblicuas,
de aceptar realidades rotundas que desgarran mis entrañas,
renazco.


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