lunes, 16 de octubre de 2017

Poesía: Silueta que se pierde

Por: José L. Avendaño




Las manecillas en tus ojos se han detenido:
vives fija en el tiempo,
con la respiración congelada,
sin la marcha en tu pecho 
que señale el día y la noche;
eres una cosa entre las cosas,
igual a la piedra o al oro.

Tu valor se midió por la belleza engendrada
en tu dorado cabello,
la media luna de tu talle,
la simetría de tu boca
y el color de tu piel.

Ya no tendrás el lento ocaso ni el claro amanecer,
ya no beberán tus labios de la risa de tu amado,
ya no te llevarán tus pasos, insomnes,
a la comodidad de tu hogar.

Hoy has vuelto a la tierra:
ramas salen de tus ojos,
te aferras a tu madre, la primera,
fijas tus raíces,
pero tu voluntad se consume hacia la nada.

Ahora te hundes en ti misma,
sin espera ni consuelo
te vas tierra adentro,
al lugar del silencio,
donde las horas no importan. 

Al único lugar al que se pertenece.

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