viernes, 27 de mayo de 2016

Música: Héctor Berlioz y su Sinfonía Fantástica

Por: Uriel Delac


Héctor Berlioz fue, sin duda alguna, uno de los principales exponentes del esplendor cultural surgido a mediados del siglo XIX en Europa, principalmente en París, donde los artistas rompieron con esquemas del pasado y acogieron al movimiento romántico.

Héctor Berlioz (1803-1869)
Amigo personal de figuras como Víctor Hugo, Chopin, Liszt y George Sand, entre otras, Berlioz destacó como personaje central de esa época con creaciones como Romeo y Julieta, Benvenuto Cellini y Los Troyanos, en las que volcó su lirismo, talento y creatividad; virtudes que encausó hacia la corriente musical propia del romanticismo.

La Condenación de Fausto, Haroldo en Italia, Los Jueces Francos, la Sinfonía Fúnebre y Triunfal así como Beatriz y Benedicto son otras composiciones que, sin embargo, nunca alcanzaron las cotas impuestas por la Sinfonía Fantástica, por lo genialmente lograda y la equilibrada fusión de la realidad con la imaginación. Se dice que, desde entonces, no ha habido otro compositor que haya entretejido tan densamente su propia experiencia en la trama de la música.

Y es que Berlioz vivía plenamente dentro de los personajes de sus obras. La Sinfonía Fantástica se originó tras dos o quizás tres relaciones amorosas. El Haroldo describe sus andanzas por Italia, tan claramente, que la obra bien pudo llamarse 'Héctor en Italia'. Asimismo, sentía las angustias y frustraciones de Fausto como si fueran sus propias experiencias, y se veía como Benvenuto Cellini en los esfuerzos para plasmar la gran estatua de Perseo. En más de una vez, dejó escrito en sus Memorias que él había conocido la vida entera de Dido y Eneas y que eran figuras con las cuales había podido dialogar.

Facsímil de la primera página del Haroldo en Itale
En su obra no hay categorías formales definidas que permitan clasificar su música. Tampoco hay sinfonías en el sentido estricto de la palabra, ni conciertos u oratorios de tipo convencional. De hecho, incluso en sus composiciones corales y óperas, se hallan elementos pertenecientes a diversas esferas de la creación musical. Abundan las colecciones heterogéneas en las que se encuentran el canto y la sinfonía, la reflexión y el drama y, en fin, todas las combinaciones de género posibles, que aparecen y se suceden invariablemente una al lado de las otras. Bajo tal estado de las cosas, luego entonces, no es posible afirmar tajantemente que Berlioz fue autor de canciones o sinfonías, como tampoco es posible separar las obras sagradas de las profanas, o incluso, las obras vocales de las instrumentales.

Inspirado por el sordo de Bonn, se propuso componer una sinfonía: "ahora que he escuchado a ese gigante sobrecogedor que es Beethoven, sé donde se encuentra el arte de la música y tengo que partir de ese punto y avanzar aún más... no, no más, eso es imposible, él alcanzó los límites del arte, pero tan lejos como él", escribió también en sus Memorias. Berlioz, en esos momentos, percibía el genio en sí mismo más intensamente que nunca: Beethoven le había mostrado el poder y la expresión de la sinfonía, Shakespeare y Goethe le abrieron nuevos mundos de sensibilidad, y esas experiencias habrían de originar otras grandes obras posteriores.

Berlioz dirigiendo - Caricatura de Louis Reybaud (1846)
Fué así que comenzó a trabajar en la Sinfonía Fantástica, que concluyó en solo dos meses. Había salido a la 'inmensa llanura' señalada por el autor de la Eroica, y combinó el marco de una sinfonía de corte romántico no con Shakespeare ni con Goethe, sino con su propia y amarga experiencia de una pasión incontenible, que no obtenía respuesta. Por este motivo, en su época la obra fue catalogada como 'desvergonzadamente autobiográfica' y como ninguna sinfonía lo había sido antes; pues en ella relataba la ola de pasiones, el anhelo mal definido que lo afligió desde la niñez y que lo llevó a la aparición de la amada, y a los turbulentos estados mentales y anímicos muy propios del artista. El sentimiento reprimido que había hecho posible la forma de la obra era la desesperación, por lo que el protagonista comprende que su amor no tiene esperanza. Conforme avanza la partitura, sueña que mata a su amada y que por ello lo ejecutan en la guillotina. Sabemos que la identidad de la amada fue la cantante y actriz inglesa Harriet Smithson, representada en la Sinfonía por una idee fixe de un tema obsesivo que reaparece en todos los movimientos. Gracias a su correspondencia, sabemos también que la pesadilla de la venganza infernal del último movimiento sucedió bajo el consumo del opio, alucinógeno al que el compositor fue asiduo frecuente durante aquellos años de su carrera y por lo cual se le desdeñaba.
Harriet Smithson - Por George Clint
Pero como quiera que esto haya sido, lo que es inobjetable es que la composición de esta sinfonía representó un hecho trascente en su carrera, ya que es la primera afirmación inequívoca de las ideas románticas en estilo y lenguajes sonoros, cuyo eco ha penetrado hasta hoy toda la música caracterizada por la pasión y la experiencia personal. 


La obra se complementa con un programa subtitulado 'Episodio de la vida de un artista', en que Berlioz mostró la fuerza expresiva, la imaginación e inventiva de esta 'nueva' música que se estrenó el 5 de diciembre de 1830. La continuidad musical estaría dada por un tema que representa a la amada y que reaparece bajo diversas formas a lo largo de toda la composición; así como por la evocación de otros motivos evidentemente góticos como el sueño derivado del opio, la visión de la guillotina, la música del salón de baile, las flautas de los pastores, la crueldad y la hechicería. Es un todo que impactó en un tiempo en que los acontecimientos litearios y arsiticos en general desembocaban en el romanticismo francés.
Carta de Berlioz a Harriet Smithson

Se comprende que el músico estaba seguro de sí mismo para intentar la composición, en su versión propia, de una sinfonía programática al estilo de la Pastoral beethoveniana, en momentos en que la creación orquestal contaba con la mayor tradición en Francia. Lograr que la maraña emocional en que se debatía, los confusos momentos de pasión por Harriet, la escucha de las partituras de sus antecesores y la lectura de Shekespeare y Goethe, se expresaran en un extraordinario trabajo dramático, fue un golpe de genio por la multiplicidad de sentimientos que acudieron a la mente de Berlioz.

Años después, en abril de 1833, la Sociedad de Conciertos ofreció una audición con sus obras, entre ellas la Sinfonía Fantástica. Al respecto, el compositor relata en sus Memorias: "Un miembro del público permaneció en el salón ya vacío al final del concierto. Un hombre de cabellos flotantes, ojos de mirada aguda y una expresión extraña y torturada, una criatura perseguida por el genio, un titán entre gigantes a quien no nunca había visto jamás, y que dejó en mí una impresión profunda. Me detuvo en el comedor, y apoderándose de mi mano, pronunció una serie de elogios a mi música. Ese hombre era Paganini”. Posteriormente, Berlioz dedicaría al asombroso violinista la sinfonía dramática Romeo y Julieta en 1839. En ese encuentro, se originó el pedido de Paganini de una obra en la que pudiera ejecutar su viola Stradivarius.
Berlioz y Paganini - Grabado (Julien, 1888)
El músico francés se puso a escribir una partitura para viola solista con acompañamiento orquestal, pero más libre que un concierto. Mostró un movimiento al italiano, quien no se sintió impresionado por el papel relativamente modesto del solista, y acabó por perder todo interés, de modo que Berlioz se dedicó a desarrollar la obra en cuatro movimientos y a describir escenas de la vida italiana vista con ojos byronianos. Esto fue el Haroldo en Italia, sinfonía con viola solista, ejecutada por primera vez en noviembre de 1834.


Existe un dato curioso en la vida de Héctor Berlioz que está fuera de todo contexto musical, pero que resulta interesante mencionar por su relación con los mexicanos y la historia del país: Louis Berlioz, hijo único del compositor, nacido de su matrimonio con Harriet Smithson, fue militar y estuvo enrolado como parte de las tropas francesas que invadieron México durante el sueño imperial. Logró sobrevivir a las armas, pero finalmente falleció de fiebre amarilla en La Habana en 1867, año del fusilamiento de Maximiliano, y dos años antes del fallecimiento de su padre, ocurrido el 8 de marzo de 1869.

Por todo esto, la Sinfonía Fantástica es aún en la actualidad una de las obras más conocidas de Berlioz, un clásico de la sala de conciertos, y la demostración favorita de las orquestas sinfónicas no obstante que es una obra temprana, a pesar de sus grandes avances hacia la pirotecnia orquestal moderna.



2 comentarios:

  1. Muy buen artículo. Desconocía que el hijo de Berlioz hubiera participado en la intervención francesa en México. Además, la versión del link es una auténtica maravilla. Gracias por todo!

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  2. Excelente articulo, espero más de usted.

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