Por: Uriel Delac
Héctor Berlioz fue, sin duda alguna, uno de los principales exponentes del esplendor cultural surgido a mediados del siglo XIX en Europa, principalmente en París, donde los artistas rompieron con esquemas del pasado y acogieron al movimiento romántico.
Héctor Berlioz (1803-1869) |
La Condenación de Fausto, Haroldo en Italia, Los Jueces Francos, la Sinfonía Fúnebre y Triunfal así como Beatriz y Benedicto son otras composiciones que, sin embargo, nunca alcanzaron las cotas impuestas por la Sinfonía Fantástica, por lo genialmente lograda y la equilibrada fusión de la realidad con la imaginación. Se dice que, desde entonces, no ha habido otro compositor que haya entretejido tan densamente su propia experiencia en la trama de la música.
Y es que Berlioz vivía plenamente dentro de los personajes de sus obras. La Sinfonía Fantástica se originó tras dos o quizás tres relaciones amorosas. El Haroldo describe sus andanzas por Italia, tan claramente, que la obra bien pudo llamarse 'Héctor en Italia'. Asimismo, sentía las angustias y frustraciones de Fausto como si fueran sus propias experiencias, y se veía como Benvenuto Cellini en los esfuerzos para plasmar la gran estatua de Perseo. En más de una vez, dejó escrito en sus Memorias que él había conocido la vida entera de Dido y Eneas y que eran figuras con las cuales había podido dialogar.
Facsímil de la primera página del Haroldo en Itale |
Inspirado por el sordo de Bonn, se propuso componer una sinfonía: "ahora que he escuchado a ese gigante sobrecogedor que es Beethoven, sé donde se encuentra el arte de la música y tengo que partir de ese punto y avanzar aún más... no, no más, eso es imposible, él alcanzó los límites del arte, pero tan lejos como él", escribió también en sus Memorias. Berlioz, en esos momentos, percibía el genio en sí mismo más intensamente que nunca: Beethoven le había mostrado el poder y la expresión de la sinfonía, Shakespeare y Goethe le abrieron nuevos mundos de sensibilidad, y esas experiencias habrían de originar otras grandes obras posteriores.
Berlioz dirigiendo - Caricatura de Louis Reybaud (1846) |
Harriet Smithson - Por George Clint |
La obra se complementa con un programa subtitulado 'Episodio de la vida de un artista', en que Berlioz mostró la fuerza expresiva, la imaginación e inventiva de esta 'nueva' música que se estrenó el 5 de diciembre de 1830. La continuidad musical estaría dada por un tema que representa a la amada y que reaparece bajo diversas formas a lo largo de toda la composición; así como por la evocación de otros motivos evidentemente góticos como el sueño derivado del opio, la visión de la guillotina, la música del salón de baile, las flautas de los pastores, la crueldad y la hechicería. Es un todo que impactó en un tiempo en que los acontecimientos litearios y artísiticos en general desembocaban en el romanticismo francés.
Carta de Berlioz a Harriet Smithson |
Se comprende que el músico estaba seguro de sí mismo para intentar la composición, en su versión propia, de una sinfonía programática al estilo de la Pastoral beethoveniana, en momentos en que la creación orquestal contaba con la mayor tradición en Francia. Lograr que la maraña emocional en que se debatía, los confusos momentos de pasión por Harriet, la escucha de las partituras de sus antecesores y la lectura de Shekespeare y Goethe, se expresaran en un extraordinario trabajo dramático, fue un golpe de genio por la multiplicidad de sentimientos que acudieron a la mente de Berlioz.
Años después, en abril de 1833, la Sociedad de Conciertos ofreció una audición con sus obras, entre ellas la Sinfonía Fantástica. Al respecto, el compositor relata en sus Memorias: "Un miembro del público permaneció en el salón ya vacío al final del concierto. Un hombre de cabellos flotantes, ojos de mirada aguda y una expresión extraña y torturada, una criatura perseguida por el genio, un titán entre gigantes a quien no nunca había visto jamás, y que dejó en mí una impresión profunda. Me detuvo en el comedor, y apoderándose de mi mano, pronunció una serie de elogios a mi música. Ese hombre era Paganini”. Posteriormente, Berlioz dedicaría al asombroso violinista la sinfonía dramática Romeo y Julieta en 1839. En ese encuentro, se originó el pedido de Paganini de una obra en la que pudiera ejecutar su viola Stradivarius.
Berlioz y Paganini - Grabado (Julien, 1888) |
Existe un dato curioso en la vida
de Héctor Berlioz que está fuera de todo contexto musical, pero que resulta
interesante mencionar por su relación con los mexicanos y la historia del país:
Louis Berlioz, hijo único del compositor, nacido de su matrimonio con Harriet
Smithson, fue militar y estuvo enrolado como parte de las tropas francesas que
invadieron México durante el sueño imperial. Logró sobrevivir a las armas, pero
finalmente falleció de fiebre amarilla en La Habana en 1867, año del
fusilamiento de Maximiliano, y dos años antes del fallecimiento de su padre,
ocurrido el 8 de marzo de 1869.
Muy buen artículo. Desconocía que el hijo de Berlioz hubiera participado en la intervención francesa en México. Además, la versión del link es una auténtica maravilla. Gracias por todo!
ResponderBorrarExcelente articulo, espero más de usted.
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