domingo, 20 de enero de 2019

Artes Plásticas: Sobre la exposición "Aforismos", de Germán Valles Fernández (reseña).

Por: Luis Alejandro Ortiz


(Aforismos, Germán Valles. Óleo sobre tela)

La anatomía es la voz del verbo, y el artista duranguense Germán Valles en su recientes exposiciones en la ciudad de Guanajuato, en el Agora Gallery de Nueva York, y en la tierra que lo vio nacer, no solo nos muestra un Cristo encarnado o a un Mago sin rostro que trata de conjurar al cosmos, sino también una voz, una palabra, un silencio, encarnados en el todo. Un verbo que se extingue o bien, que se incorpora al entorno. La pregunta entonces es: ¿sumergirse en el vacío, o provenir de él? 

(Dios en  Tierra)
(Sombras)
Decía Efraín Huerta: Los hombres nunca saben cuánta dulzura o cuánto quebradizo silencio hay en una palabra. Pero una palabra reta a la voz, pues una verdadera palabra es tan profunda que la garganta es profana para decirla, por lo que busca expresar su dulzura o su agonía con una simple mirada. La mirada perdida de una dama sentada a la orilla de una cama, por ejemplo. Mujer que tal vez no reflexiona, que tal vez solo ve el suelo, pero que nos da una mayor idea del tormento que vive ¿Qué quiere decirnos y no puede? ¿Qué tempestad tan grande tiene que haber dentro de nosotros, para que busquemos perdernos en los pasos de una hormiga, o en las astillas rotas del suelo? No sólo ya por admirar lo bello de la naturaleza,  sino por salir de aquel tumulto de voces infernales.  

(La cabeza de Juan)
Los seres se miran a sí mismos y buscan un yo interno mientras se consumen. Miremos sus rostros: ellos también se están mirando. No sabemos si por asco o por orgullo sus ojos, cerrados o inexistentes, se vuelven hacia dentro ¿Qué hay más profundo que la propia imagen de mirarse a sí mismo? ¿No es ya un reto tan grande, que sólo es alcanzado por unos pocos? Esto nos remite al maestro Kafka: Conócete a ti mismo no significa: obsérvate. Significa: hazte señor de tus acciones. Pero ahora ya lo eres. La palabra significa entonces: ¡Destrúyete!, y sólo cuando alguien se inclina profundamente puede oír al bien, que dice: "Para hacerte el que eres".

(La caja de Pandora)
Los seres expuestos en Aforismos miran hacia dentro, aunque ya se han destruido a través de la más alta gama de pasiones que se encuentra implícita en cada uno de estos cuadros: desde la gula hasta la lujuria no limitada a seres estereotipados, pues todos podemos poseerlas. ¿Qué ven entonces estos seres, que ya se han destruido? ¿Acaso una tempestad más grande que la que hay afuera? O tal vez lo mismo: el consumirse, el hacerse dueño del todo, hacerse los que son.

(Estudio anatómico)

Con frecuencia la identidad del ser se pierde en las pasiones, en la carne sangrante de los espíritus ¿Qué entreteje en el fondo este recinto de apariencias en esta sociedad persignada? ¿Qué dolores encubre en su interior aquella máscara descrita por Paz, donde el alma se encuentra encriptada en una lápida que sella el hombre mismo? Una dualidad: el no-ser. El cuerpo mismo que vive de la pasión, con un alma inquieta subestimada llevando a cuestas la Cruz. Y una vez que no hay forma que la carne siga viviendo, sale a flote, débil, triste, el alma. La obra de Valles, luego entonces, toca el fondo de un punto clave, pues en ella cada ser, cada cuerpo, toman una viveza tan grande, que terminamos viendo su espíritu. 

(Un Cristo roto)
¿Qué salvación tiene Cristo una vez hecho hombre? ¿Hasta qué punto es su carne aquella que representa al verbo? Esta obra es un grito, una denuncia del ser que es, que somos, que hemos sido... No hay secreto ni cortina, pues en Aforismos se mira el hombre a sí mismo: siniestro, desnudo. Aquí todos tenemos rumores de aire prisionero, pues incluso Cristo sabe lo que es ser humano. Aquí la existencia cobra peso, pues no hay un mundo ilusorio. 

Nos hemos esforzado creando un mundo idílico y que sabemos no existe (más que en la apariencia) para encubrir aquel que observamos todos los días a través de la ventana. Por mientras, ese ser que nos ofrece Germán Valles en Aforismos permanecerá ahí, reprimido por una ilusión, aterrado y aterrador, oculto tras su carne sangrante, dispuesto a entregarse al todo antes de ser olvidado. 

La obra de Germán Valles es, pues, un espejo inevitable.


(Sombras II)
(Mujer en rojo)



 
 
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Sobre el autor: Luis Alejandro Ortiz Rodarte, nacido en 2001 en Durango, es un joven escritor que se ha dedicado principalmente a la narrativa y al cuento. En 2012 fue ganador del Concurso Estatal de Cuento en Durango “Erase que se era, mi medio ambiente”, categoría primaria.  En 2016, como parte de un proyecto interno en conjunto con la Universidad Tecmilenio, publicó una antología de 12 cuentos titulada “Los días de los quietos". En 2017 fue acreedor de una certificación por la Universidad de Edimburgo en el taller y curso en línea “Introducción a la filosofía”. En diciembre de ese mismo año, su cuento “La escalera” fue publicado por la Revista Literaria "Monolito". En 2018 escribió varias reseñas y semblanzas sobre la obra del artista duranguense Germán Valles Fernández. Actualmente es miembro de la Sociedad de Escritores de Durango, y colabora con textos en la plataforma digital “El Blog de la Tertulia Literaria”, además de fungir como redactor publicitario para la agencia "Instart Durango". 


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