jueves, 22 de noviembre de 2018

Poesía: Las licencias del amor

Por: Rigardo Márquez Luis


L'Amour et Psyché, enfants (1890) - William-Adolphe Bouguereau


Sin los catalejos de la moral,
la carne en el vicio se amolda.
En el camposanto de la piel,
florece el vino del placer.

No es para cobardes el libertinaje,
ni para los incautos merodeadores.
Obra en gozo el que truena y ejerce,
como el que llueve y obedece.

Hay consignas para el hipócrita,
el soñador arguye una nueva jornada.
La pasión se folla al yo pecador,
aunque se santigüe en el orgasmo.

Ya sea en el pecado original,
o en la tentación puberal.
Yace la naturaleza primigenia,
que ni la evolución logró maquillar.
De vez en cuando un alma,
desciende desde Babilonia.
para embellecer la crudeza
del universo sexual.

A veces Sodoma reencarna,
en la tinta de un artista,
que a su erómeno inmortaliza,
con el retrato en venia.

La lujuria debe ser salvaje,
arder en el veneno infame.
La saciedad es excusa del egoísta,
no hay peor castigo que un
lecho sin demencia.

Seré afrodisiaco mientras me leas,
tiembla por el huracán de mi palabra,
siente mi infierno en tu vergüenza,
descendiendo hasta hacerte llovizna,
reescríbete con tus dedos que son mi lengua,
dibuja mi nombre con degeneración
en la obertura de tus labios fluviales.

Anda y licencia las raíces de lo prohibido,
muere en lo fugaz de estas líneas.
Ya que ese secreto que degustas en soledad,
yo mismo le he hecho el Dios de mi vida diaria.



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