L'Amour et Psyché, enfants (1890) - William-Adolphe Bouguereau |
Sin
los catalejos de la moral,
la
carne en el vicio se amolda.
En
el camposanto de la piel,
florece
el vino del placer.
No
es para cobardes el libertinaje,
ni
para los incautos merodeadores.
Obra
en gozo el que truena y ejerce,
como
el que llueve y obedece.
Hay
consignas para el hipócrita,
el
soñador arguye una nueva jornada.
La
pasión se folla al yo pecador,
aunque
se santigüe en el orgasmo.
Ya
sea en el pecado original,
o
en la tentación puberal.
Yace
la naturaleza primigenia,
que
ni la evolución logró maquillar.
De
vez en cuando un alma,
desciende
desde Babilonia.
para
embellecer la crudeza
del
universo sexual.
A
veces Sodoma reencarna,
en
la tinta de un artista,
que
a su erómeno inmortaliza,
con
el retrato en venia.
La
lujuria debe ser salvaje,
arder
en el veneno infame.
La
saciedad es excusa del egoísta,
no
hay peor castigo que un
lecho
sin demencia.
Seré
afrodisiaco mientras me leas,
tiembla
por el huracán de mi palabra,
siente
mi infierno en tu vergüenza,
descendiendo
hasta hacerte llovizna,
reescríbete
con tus dedos que son mi lengua,
dibuja
mi nombre con degeneración
en
la obertura de tus labios fluviales.
Anda y licencia las raíces de lo prohibido,
muere
en lo fugaz de estas líneas.
Ya
que ese secreto que degustas en soledad,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario