Por: Víctor Hernández
La ronda de los presos - Vincent Van Gogh |
Vamos
a repasar cada momento, a analizar cada detalle y meditarlo como es debido;
recuerda que eso es muy importante... ¡Carajo! ¿Cómo pude olvidarlo? Tú debías
mantenerme al tanto ¿No recuerdas que estabas frente a la reja? Cuidabas que no
viniera nadie, cuidabas que nadie nos encontrara a mí y a nuestro camarada
haciendo lo que hacíamos. Además se suponía que vigilabas que no nos saliéramos
de control ¿Ahora te das cuenta de lo importante que es la memoria?...
Veamos:
¿Sí recuerdas que Heriberto se encontraba en frente mío? Muy bien, vamos bien,
yo también recuerdo eso. ¿También recuerdas cuando te pregunté si había alguien
cerca? Excelente, ¡excelente, camarada! Vamos muy bien. Ahora bien, ¿recuerdas
a esa anciana que se nos quedó viendo? Esa que pasó frente a la reja unos
minutos después de que vinieras con Heriberto y conmigo. Heriberto enloqueció
de repente al verla y nosotros lo calmábamos con palabras tranquilizadoras, ¿lo
recuerdas? ¡Claro que lo recuerdas! tú aún no estabas tan mal, Heriberto sí que
lo estaba. Ahora, lo último que recuerdo es cómo Heriberto enloquecía más y
más, y sabíamos que había algo en aquella anciana, algo que alborotó tanto a
Heriberto, hasta el punto de lograr soltarse de nosotros y correr tras ella,
sin que nosotros pudiéramos hacer algo. ¿También recuerdas eso? Perfecto. La
anciana ya había pasado, pero unos segundos después de que Heriberto saliera
por aquella reja tras la anciana, vimos cómo volvía con ella, la había tomado
de las greñas y la traía a rastras hasta nosotros. ¿Lo recuerdas? Qué bien,
porque eso es lo último que recuerdo y me temo que no soy capaz de explicar qué
sucedió, estaba muy mal ya en ese momento y dudo que Heriberto en su estado pueda
decirnos algo, además de que él también estaba muy mal, peor que nosotros. ¿Ya
te refresqué la memoria? Genial. ¡Excelente, camarada! ¿Ahora lo recuerdas todo?
¿No? Bueno, lo poco que recuerdes servirá, quizá con lo que tú me digas
logremos sacar algo de mi cabeza confundida, y con lo que yo logre sacar tú
logres sacar algo también de la tuya, e iremos uniendo los puntos con cada cosa
que digamos, todo sacado de nuestras cabezas. Bien, dime.
Claro,
claro, ya recuerdo eso, cuando traía a la anciana de las greñas nosotros nos
asustamos. ¿No? muy bien, ¿en serio fui yo quien golpeó a Heriberto primero? ¿No
tratarás de echarme la culpa a mí? Ya, perdona, es que no soy capaz de
recordarlo con claridad, tú sabes, estaba muy drogado. Bueno, ¿y qué pasó con
la anciana? ¿Era la abuela de Heriberto? Ya veo, entonces él temía que fuera a
ver a su madre o a su padre y le contara sobre lo de la hierba y con quién
estaba fumándola. No pensé que Heriberto se pusiera así con su abuela, en serio
que estaba muy mal ¿Qué más recuerdas?... Mierda, ¿un infarto? ¡Con un
demonio!, por eso enloquecimos tanto. Un momento, estoy confundido, ¿Golpeé a
Heriberto después o antes del infarto de su abuela? Después, entonces el que lo
golpeara fue más un reproche porque hubiera provocado su muerte. Mira, para
evitar estas confusiones trata de contarme en orden cronológico, ya que aún
tengo un poco del efecto de esa mierda y de por sí ya es difícil ponerte
atención. Dime qué más recuerdas, antes de que lo olvides. Ah, entonces ambos nos
abalanzamos sobre Heriberto. ¡Mierda!, ¿de dónde sacaste esa hierba? Hizo que
tuviéramos un terrible viaje. Mira, camarada, hay que dejarla. Bien, bien, sigue con lo que decías. Estabas con
que empezamos a darle una paliza a Heriberto entre los dos, eso explica su aspecto
y por qué descansa en mi sillón. Pero, ¿qué pasó con la abuela? Digo, si
hubiéramos llamado a un ambulancia o algo nosotros estaríamos en la comisaría,
bajo custodia o qué sé yo. Dime, ¿qué hicimos con la anciana? Bien, mira, no
pretendo ser cruel pero no hay que decir nada al respecto. Igual a la anciana
ya le faltaba poco. Y si decimos algo puede que Heriberto se culpe toda la
vida, pero es un buen muchacho, no merece culparse, y dudo que recuerde algo de
lo sucedido. Gracias a lo que me dijiste ya he recordado casi todo lo sucedido,
aunque hay un par de cosas que aún traigo cosquilleando en mi memoria y
pidiendo salir. Sólo que no soy capaz de sacarlo ¿Ya no recuerdas nada más que
pueda ser relevante? ¿Algo que pueda incriminarnos? ¿Estás seguro? Muy bien,
entonces vayamos a cenar algo, sabes que drogarse da hambre. A Heriberto déjalo
dormir, debe aprovechar que no sufre por el sueño que le sirve de anestesia, al
menos en el sentido físico, porque de que debe estar tendiendo pesadillas no hay
duda; cuando despierte va sentir haberse puesto tan mal.
¿También
te pareció extraño que camino al café esos policías estuvieran hablando con la
abuela de Heriberto? ¿No habías dicho que...? ¡Camarada, ya lo tengo! ¡Ya sé
qué fue lo que andaba rondando por mi mente...! ¡Hey, no, no se lleven a mi
camarada! ¡Él no hizo nada malo, fue Heriberto, él fue quien tomó a la vieja
por las greñas! Si quieren vayan a buscarlo, está en mi casa, aquí frente a la
tienda de Don Matías ¡Mi camarada nunca ha hecho nada malo! ¿A mí también me
van a llevar? ¡Carajo!
Muy buen relato!
ResponderBorrarMuy bueno, felicidades.
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