Himeneo - Nicolas Poussin (1638) |
¡Oh,
dulce Príapo!
Que entre los taludes secretos,
mi inocencia cató.
Lame mis lunas erógenas esta noche.
Visita la abadía tempestiva de mi carne,
como lo hacías antes de mi florecer.
¡Oh, mi señor Príapo!
Que entre los taludes secretos,
mi inocencia cató.
Lame mis lunas erógenas esta noche.
Visita la abadía tempestiva de mi carne,
como lo hacías antes de mi florecer.
¡Oh, mi señor Príapo!
Que
en la eromancia de mis sueños,
el
placer musitó.
No
hay vergüenza en el gozo, sólo en el reprimirlo.
No
importa si es entre rosas u osarios,
deja
tu semilla en mi vergel de lo innombrado.
¡Oh,
mi erastés Príapo!
Embriágame
en vicio lacedemonio.
Eres
la pulsión que arde entre mi piel.
Clamó
a la cornucopia para que pose,
en
mis lienzos dolosos y andantes.
¡Oh,
mi dios Príapo!
Mi
lengua ofrenda su melodía en tu laúd.
Mi
lascivia se derrama como lluvia de oro en la ilicitud.
Déjame
morir en la adicción de tu invirtud.
Soy
la meretriz de lo obsceno en este albur.
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