martes, 26 de junio de 2018

Poesía: Una vez que muere el sol

Por: Edgar Vázquez


Sunset Dreams (2012) - Nikolina Andrea


Un vez que muere el sol 
y mi alma se hiela,
ruego a los astros clemencia
por mi mísera condena,
más éstos no se inmutan
ni se mueven ni preocupan
y en mis manos dejan la pluma
que poco a poco se congela.


Si yo pudiera, por un segundo
librarme de mi pena,

de esta oscuridad que abruma
la tenue luz de mi vela,

¡Oh no!
No sigas que me apena
que me veas moribundo
vestido en una hebra
yaciente indefenso
sobre una cama de yerba.


Pero no,
no quiero yo librarme,

si este es mi destino
habré de soportarlo

así que atarme,
¡atarme hasta terminarlo!


Que la inconclusión
no la permito

y el remordimiento
habrá de carcomerme

tal que escuche voces
hasta enloquecerme

y la música me suene horrenda
y los gritos confortantes,

lloran mis huesos sangrantes
el dolor de la faena,

mi mente contra mí,
yo contra la niebla.


Y si sobrevivo,
si puedo aún seguir andante,

veré a la locura de frente
y gritaré:

¡Mírame!
¡Salí triunfante!




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