lunes, 28 de mayo de 2018

Literatura: Anatomía de un verso Sanguinario (reseña)


Por: Uriel Delac



Bien podría denominarse una poética de la experiencia en donde nada está previsto y en la que, consecuentemente, cualquier cosa es posible. Así resulta este poemario, obra de Arturo Salort, y que lleva por título Anatomía de un verso Sanguinario, el cual adquiere sentido tras ese eterno recordatorio de lo que somos como seres productores de sentido reducidos a nuestra propia sangre.

En su conjunto, el poemario resulta ser un lejano cántico a aquel imposible lacaniano que, quizás, nació como consecuencia de un beso, un inesperado encuentro, una mirada furtiva o de una declaración de amor a contracorriente. No obstante, cada uno de los poemas que lo integran puede ser encuadrado dentro de lo que cabalmente llamaríamos poesía urbana no por una insistencia deliberada, sino más bien por la omnipresencia de la ciudad dentro del discurso. Una ciudad en la que el azar ofrece siempre una suerte de casualidades, de ritmos mágicamente conectados que permiten que cualquier cosa sea posible, y que hacen de sus calles escenarios perfectos para sugerentes encuentros con lo inesperado.

Poesía que desde el inconsciente denuncia sutilmente un mundo caótico, decadente, impredecible y, sin embargo, profundamente humano; que dibuja lo mismo a aquella mujer pública que recorta su cuerpo cual traviatta verdiana, que los sueños y anhelos no realizados de aquel que finge poseerla. Cierto, a lo largo de su lectura, el poemario nos ofrece situaciones ocasionales en donde, de pronto, se contemplan amaneceres que nunca llegan o barcos que navegan a la deriva sin importar que siguen anclados. Mas a pesar de todo, Arturo siempre regresará no solo a la tierra, sino a esa tierra urbana que le vio crecer.

Anatomía de un verso Sanguinario no es un libro fácil ni para todos los gustos. En él coexisten el dolor y la esperanza, sueños vestidos de negro y pesadillas rosas, personajes que en nuestra cotidianeidad pasan desapercibidos porque son comúnmente humanos, lugares que se convierten en el escenario de sugerentes encuentros no siempre descifrables en un primer momento, estados desacomodados de nostalgia y felicidad que hacen frente a ese pensamiento romántico que tradicionalmente los hacen ver como un estado anestesiante capaz de inhabilitar al que los describe.

Todo esto y más es lo que hoy nos presenta Arturo Salort. Una obra que acumula pequeñas experiencias de vida a veces contradictorias, pero abordadas con una luz de esperanza que jamás se agota a pesar que detrás solo se encuentra la muerte como el destino natural de la vida. 


A La Vuelta De La Esquina 

Dama de todos y de nadie,
patrona de los desahuciados al amor,
hoy quizás estás más lejos,
una distancia de ventanas al dolor,
partes los esquemas de una relación común,
arlequín de ilusiones, no eres más que un resplandor.

Tu luz es fría, te confundes con el fénix dama cruel,
alquimista de emociones, piel de plata,
al que buscas no es a él, tu corazón es ave,
el horizonte un simple quien.

Porque a la vuelta de la esquina tu brillo es vela,
porque tus ojos son cristal  y rompe en llanto corazón
que alfareros ya sabrán pegarlos,
¿Pero cómo reparar un sueño?
¿Cómo hacer venir al tiempo?
Si tu pecho es primavera y mis manos son invierno,
si en tus besos hay ladrillos y en los míos sólo cemento,
sentimiento...

A la vuelta de la esquina nada es cierto. 


*Anatomía de un verso Sanguinario esta disponible en: https://www.amazon.com.mx/dp/B0763FNXBK


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Sobre el autor: 


Enrique Arturo Salazar Ortiz, mejor conocido como Arturo Salort, nacido en Guadalajara, Jalisco, un 22 de Noviembre de 1993, es titulado en Turismo y actualmente cursa la licenciatura de trabajo social en la Universidad de Guadalajara, ejerciendo de tiempo completo el arte de la escritura y la música. Fue ganador del premio CONEFI 2016 en la rama de poesía y ha publicado en diversas revistas literarias digitales. Es además colaborador de la página Fb El Blog de la Tertulia Literaria de Animal Lector y de El Blog de la Tertulia Literaria en su versión para Blogger.

Actividades y Premios:

• 2016: Premio CONEFI otorgado por el departamento de filosofía de la U d G.
• 2016: Publicación en el rubro de la música del álbum titulado "Smoke".
• 2017: Publicación del Poemario titulado "Anatomía de un verso sanguinario".
• 2018: Publicación del album musical “Beat Tape After Sunset” 2018.



sábado, 26 de mayo de 2018

Literatura: El llamado de la luna (fragmento)

Por: Miriam García


Caminé por calles vacías, envueltas en el ruido de grillos y las notas melancólicas de los aullidos de los perros. Había algo en el ambiente que lo hacía diferente a otras noches; el viento soplaba tan quedo que era como una caricia fría de almas en pena. Esa noche no llevaba caballo, se le había zafado una herradura y tenía que llevarlo con el herrero. Tampoco había un carruaje esperando por mí; mi casa estaba cerca de la de mi anfitrión, así que pensé que no habría ningún inconveniente en caminar, además yo tenía la excentricidad de que me gustaba salir solo a caminar por la noche. Era algo que había hecho muchas veces, al punto que el sereno, la luna y yo siempre nos saludábamos con familiaridad. A veces al terminar el día me encontraba exhausto, con la vista cansada y el ánimo acabado, entonces salía solo en la noche a dar un paseo y eso de alguna forma me hacía sentir bien.
Los grillos cantaban y a lo lejos se escuchaba el aullido de los perros. Disfrutaba mucho los paseos nocturnos. No tenía ninguna prisa, iba con paso despreocupado. Lo único que escuchaba eran mis propias pisadas sobre el empedrado. Justo en el momento en que di vuelta en la esquina, noté que había otros pasos que me seguían muy de cerca. Un mal presentimiento me invadió, el miedo recorrió mi cuerpo y me incitó a avanzar más rápido, entonces los otros pasos también aceleraron su marcha. Traté de tranquilizarme. Las pisadas apretaron el paso. De pronto alguien me interceptó tomándome por la espalda; los dos caímos al suelo. Mi atacante se obligó a incorporarme con todo lujo de violencia, iba acompañado por otro sujeto el cual lo ayudó a sujetarme. Eran dos mestizos que me pusieron contra la pared. Uno de ellos sacó un cuchillo y me lo puso en la garganta.
—Quieto, gachupín, o aquí te mueres —amenazó. El otro miraba en todas direcciones para alertar a su compañero.
Esculcaron todos los bolsillos de mis ropas, me quitaron el reloj de oro y dinero. Yo no me moví en todo ese rato; en mi mente una oración quedó ahogada suplicando que me fuera permitido ver el día siguiente. Lo que pasó después fue confuso debido a la rapidez con que ocurrió todo. De alguna parte de las sombras algo jaló a ambos asaltantes hacia atrás, uno de ellos fue proyectado contra el frío muro de ladrillo mientras que el otro era sujetado por un ser de naturaleza no definida, algo así como una fiera deforme entre animal y humano; por un momento pensé que se trataba de algún perro de gran tamaño, pero no tenía cola, era enorme y monstruoso. La bestia lo mordió por la espalda entre la nuca y el hombro y le desgarró la carne haciéndole gran daño. El sujeto iba gritar cuando escuché un sonido seco de huesos que tronaban; la bestia le había roto el cuello con un movimiento preciso y veloz. El otro sujeto que estaba en el suelo estaba aterrado. Se levantó. Ya iba a echar a correr por su vida cuando fue atrapado por la bestia la cual, sujetándolo del cuello con una sola mano, lo levantó y lo puso contra la pared. La bestia aulló como un lobo dispuesto a atacar y clavó su garra en el abdomen de su víctima, hurgó de su cuerpo y arrancó uno de sus órganos sanguinolentos. Soltó el cuerpo maltrecho del sujeto y se comió de un bocado lo que tenía en la mano. Todo ese tiempo yo me quedé rezagado, pegado a la pared, congelado por el pánico. Hice un esfuerzo por respirar, traté de obligarme a mí mismo a salir corriendo, pero el terror era tanto que no me respondían las piernas. El monstruo fijó en mí sus ojos que centelleaban como el fuego, de su boca salió un sonido áspero y frío que me ordenó: “vete”. Reuní fuerzas y salí corriendo como alma que lleva el diablo. Corrí sin mirar atrás ni una sola vez, sin detenerme a ver o preocuparme por la suerte de esos infelices ahora muertos. Dentro de mi cabeza tuve una extraña visión, algo así como si fuera la proyección de la imagen que no quise ver, o que tal vez sí vi, pero tan rápido que mi cerebro interpretó la escena como una especie de sueño. En el suelo yacían los cadáveres y el monstruo inclinado en cuatro patas, se alimentaba de los ahora muertos como haría un animal carnicero que acaba de tomar una buena presa.


*Fragmento del libro El llamado de la luna, publicado recientemente en Amazon: 

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Sobre la autora:


Miriam García es originaria de Guadalajara, México. Tiene una Licenciatura en Administración de Empresas de la Universidad del Valle de Atemajac y tomó diversos cursos de redacción y escritura creativa en la Escuela de Escritores SOGEM, Guadalajara.
Participó en la revista cultural juvenil Transeúntes, conectando sentidos, publicada por la Benemérita Sociedad de Geografía del Estado de Jalisco (2007 – 2008). Además, varios de sus cuentos fueron publicados por el periódico local Ocho Columnas y algunos de sus textos fueron incluidos en las ediciones 2009 y 2010 de la antología Caleidoscopio, editado por la Escuela de Escritores SOGEM, y presentados dentro del marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de esos años. 
En 2015 publicó su primer libro Dulce Amor Funesto, historias de amor y otros monstruos, una antología de historias. 
Participó en el festival I am Quixote y en el año 2017 la revista electrónica Label me Latino publicó un texto de su autoría.
En 2018 publicó su segundo libro llamado La llamada de la Luna y del cual presentamos un breve fragmento. Actualmente vive en Houston con su esposo y su gato Pepe.


jueves, 24 de mayo de 2018

Literatura: Dos mini ficciones

Por: José L. Avendaño


Kandinsky, ‘Composition VIII’ (1923)


Tractatus

Teniendo un lápiz en mano redacta sus ideas. En su trinchera, el humo de la batalla llega por los flancos. Con la hoguera se basta para escribir; el cuaderno rojo, deteriorado por el viaje, es su compañero. Piensa en las instrucciones de cocina de su madre y quiere usarlas de modelo. Lo que será el Tractatus Logico-Philosphicus se esboza. A su lado, su amante  lo abraza y besa.
En la portada dibuja primero el modelo de un avión moderno; después, a seres deformes con las extremidades desiguales: un Russell cabezón tomado de la mano con Gottlob Frege de labio exagerado. Por obviedad esto no aparecerá en la primera edición; así que después de un rato de reír lo borra.



El primer relojero

Su maestro Tales ya lo había sorprendido en Egipto, pero él se mostraba preocupado: su idea del Arche no lo dejaba dormir porque no lo convencía. Apegado a esto, contemplando cierta noche las ranuras del universo —las estrellas—, tuvo la revelación de que todo lo había comprendido mal. No obstante, su magna obra sería creada al fin. 

Al día siguiente y con ayuda del sol crea el concepto de reloj. Las sombras de los objetos le son de utilidad. La luz del éxito, al fin, cierne su vida.



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Sobre el autor:

José de Jesús López Avendaño nace el 18 de abril de 1994 en la ciudad de Salina Cruz, Oaxaca. Cursa la carrera de Lengua y Literatura Hispanoamericanas en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). 
Ha publicado en la revista literaria Monolito; en la revista Claroscuro; en la gaceta Letra suelta (UNACH). Ha sido ganador del 2° concurso de cuento No oyes contar un cuento organizado por la UNACH. 
Fue participante en el festival cultural La hojarasca en su segunda edición asistió a los Coloquios Cervantinos en sus ediciones XXV y XXVI. 
Actualmentecursa un diplomado en Creación literaria por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

domingo, 20 de mayo de 2018

Poesía: Lo que he visto de tu soledad

Por: Henry Castellanos


Cine de Nueva York - Edward Hopper


He visto nacer tu sol,
lo he visto ocultarse tras tus ojos
y encandilarse de nuevo como en amanecer.
He sido quemado por sus rayos incandescentes,
dejando marcas de su presencia que no se ven.

Pude escribir sobre él,
logré transfigurarlo, 
convertirlo en símbolos y, 
por primera vez en mi vida,
me ha hecho sentir grande;
como las hojas más altas del árbol,
que recibe directamente el arrullo del sol.

Pero entonces llega el día,
y mis ojos ven la puesta de sol.
Se hunde entre las montañas,
dulces montañas de tu mirada
y a la expectativa espero el amanecer.

Pero llega la lluvia,
las nubes grises tapan tu cielo,
divinas centellas alumbran tus ojos,
y me pregunto ¿qué sucede?
y muero marchito por ser la hoja culpable
que creció a las alturas del árbol.

Espero que del otro lado de tus ojos también llueva, 
porque si ha de brillar el sol,
no quiero más primavera.


viernes, 18 de mayo de 2018

Literatura: El secuestro (cuento)

Por: Servando Clemens


El presidente Peña Nieto se había reunido con Batman en la residencia oficial de los Pinos, el objetivo principal era acabar con el crimen organizado. El mandatario le ofreció 10 millones de dólares por adelantado al superhéroe para abatir a los malandrines más peligrosos de la nación.
 
—El dinero no es mi interés, señor Peña, usted debería entregárselo a la gente más necesitada —dijo Batman.
<<Excelente... Este tipo es un imbécil>>, pensó Peña. 

Los dos hombres se contemplaron con desconfianza.
 
—Muy bien, señor Batman, lo que usted diga se hará —mintió Peña.
—Pero cerraremos el trato a solas —pidió Batman—. Solamente deje pasar a mi asistente. 

El presidente les ordenó a sus ayudantes que salieran del recinto, acto seguido, entró a la sala Alfred con maletín en mano.
 
—Mi asistente investigó a los principales criminales —dijo Batman—. Así que hoy mismo iré tras ellos y los aniquilaré.
—Un momento —interrumpió el presidente—, usted solamente acabará con los delincuentes que yo le diga, no quiero que me haga un cagadero en el país. 

Batman sonrió con sarcasmo y dijo: 
—Ya me lo esperaba... Es usted un pendejo... Quiere proteger a sus aliados. 

El pendej... Perdón, el presidente intentó llamar a sus guaruras, pero Batman pateó la entrepierna del mandatario ¡PLAMM!, Peña cayó al piso, en seguida Alfred sacó una cerbatana de su maletín y lanzó un dardo con sedantes al cuello del mandatario.
 
—No era necesaria la patada, señor Wayne —murmuró Alfred.
—Es que pensé que el tipo no tenía bolas —dijo Bruce.
—Tenemos que apurarnos... Ya vienen por nosotros —se escucharon los gritos de Robín por el Bati-radio.
 
El chico maravilla (sin albur) ya los esperaba afuera, montado en la nave.
Alfred amarró al presidente, se lo echó al hombro y antes de que entraran los guardaespaldas, Batman y su mayordomo rompieron la ventana, brincaron a la Bati-nave y surcaron los aires. .
 
Una vez lejos, Robín preguntó:
—¿Qué haremos con éste hombre, Batman?
—Lo mantendremos encerrado en el Bati-calabozo… después veremos. <<Aunque me gustaría arrojarlo al mar>>, pensó Batman. 
—¿Qué estará diciendo la ciudadanía en estos momentos? —preguntó Robín—. Seguramente se sienten preocupados por su líder. 
<<Te mereces otra bofetada, Robín>>, se dijo Batman. 
—Eres un tontuelo, joven maravilla —sonrió Batman—, creo que nadie se va a preocupar por este bufón, además, yo creo que le gente está más preocupada por la final del fútbol, o por el siguiente capítulo de su telenovela. 

En esos momentos, despertó el prisionero con sobresalto y gritó: 
—Encárguense de su pinche presidente, o del Guasón y déjense de mamadas. 
—El payaso de Trump lo está esperando en una celda, señor Peña —dijo Alfred—. Usted y Donald dormirán juntos esta noche. 
—Nos metimos en un lio gordo —dijo Robín. 
<<¿En qué momento decidí perseguir a los verdaderos villanos?>>, se preguntó Batman. 



lunes, 14 de mayo de 2018

Poesía: Dos

Por: Luisa Chico


Ocean Songs - Laurel Burch


Adoro la solemnidad de tu nombre,
corto, cálido, rotundo… dos.
Amo también tu significado,
compañía, apego, protección… dos.

Simbolizas todo aquello por lo que estoy agradecida.
Dos ojos que absorben la belleza del entorno.
Dos oídos que perciben las melodías
más armónicas y sutiles.

Dos piernas que avanzan
por senderos impensados
o quizá si al menos intuidos.

Dos manos que se juntan
en el deseo de una oración,
en el esfuerzo de un trabajo,
en el leve roce de un paseo.

Dos…
Dos para avanzar…
Dos para pensar…

Dos… para amar.
Siempre dos.




miércoles, 9 de mayo de 2018

Literatura: Navaja (relato breve)

Por: Breigner Torres


Prisionero inocente - Violeta Parra

La caja con despensa, apoyo del gobierno, no llegó ese mes. La comida se había agotado hace unos días y mi sueldo hace una semana. Mis hijos lloraban y se quejaban de que tenían hambre. No sabía qué hacer, pues estaba desesperado por conseguir algo de comida y dinero.

Buscando en unos cajones viejos, esperanzado por hallar algunos billetes olvidados para comprar siquiera un poco de arroz y lograr calmar el hambre de mis pequeños, encontré otra cosa: una vieja navaja gris que mi padre me había obsequiado cuando niño. Una idea cruzó fugaz por mi mente y de inmediato se convirtió en un plan.

Estaba nervioso, pero a la vez decidido a hacerlo. Caminaba rápidamente por la acera viendo a todos lados. Entré a la tienda: la señora que atendía me miró con indiferencia y me acerqué. Pude alcanzar a entender que ella no tenía la mínima idea de lo que estaba por suceder. Saqué la navaja y la empuñé, salté el mostrador y tomé a la mujer por detrás, colocando la navaja en su cuello. Ella lloraba, pero le tapé la boca con un trapo para sofocar así el ruido de sus sollozos y le dije que se mantuviera en silencio, que no la lastimaría, y la solté. Corrió hacia la salida; la logré alcanzar antes que lograra escapar y clavé la navaja en su espalda. Simplemente se derrumbó y la sangre empezó a formar un charco a su alrededor. Entré en pánico y tomé lo más rápido que pude un poco de comida… arroz, pasta, unas latas de atún y metí todo en la primera bolsa que encontré. Salí corriendo de aquel lugar y fui a casa, cociné para mis hijos y comieron. ¡Hacía tiempo que no los veía tan felices!

Una hora más tarde, la policía llegó a mi departamento y me sacó de ahí.

Eso es todo, Señor Juez: Me declaro culpable de robo y homicidio; pero le ruego que cuiden a mis niños y los manden a un lugar seguro.


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Sobre el autor:

Breigner Torres
Nacido en 2001 (Venezuela). Escritor. Estudiante de bachillerato. Colaborador activo de la revista Palabrerías y Solsticio (por el momento), aunque  también tiene cuentas en Wattpad, Sweek, Tumblr. Maneja una página de Facebook, donde publica sus textos. Empezó a escribir lo que él llama «pseudo-escritura» a temprana edad dado a que sufre de espasmofemia y taquiladea, lo cual le dificulta el hablar en público de manera fluida.
Ha publicado su «pseudo-escritura» en algunas revistas y medios electrónicos. Preferentemente, habla sobre la sociedad y da miradas introspectivas al individualismo humano, por lo que ha llegado a ser catalogado como un «oscuro/emo».

Sus redes en: