lunes, 28 de marzo de 2016

Literatura: La Piedra (cuento)

Por: Antonio G.

Beach in Pourville - Monet (1882)


I
Existió en otro tiempo una persona que anotaba todos sus pensamientos. Cualquier cosa que le viniera a la mente, él la escribía donde pudiera hacerlo. Era por eso que siempre cargaba con una hoja y un lápiz; los cuidaba como otros cuidarían a un perro, y lloraba cuando alguno de estos fieles compañeros no podían entregar más de sí; cuando el papel no daba más espacio, o cuando el lápiz terminaba sus funciones. Si por descuido uno se rompía o el otro se quebraba, las lágrimas le brotaban como a un niño que ha perdido su juguete preferido. Nadie sabía que detrás de su casa, en un patio pequeño, al lado de un árbol que parecía morir pero que no terminaba de hacerlo, él tenía tumbas para cada lápiz y cada hoja muerta.
Casi nunca comprendía lo que anotaba, aunque lo leyera una y otra vez. Colocaba el papel entre sus ya envejecidas manos y observaba con detenimiento cada letra, después las ordenaba de diferente manera, como si fueran un complicado anagrama, pero no lograba conjeturar ninguna idea.
Ya no trabajaba, sus fuerzas en esos momentos no le permitían desarrollar semejante tarea. En vez de eso, iba a la plaza cuando le daba la gana a ver nacer y morir el día. Subía las pupilas conforme el sol iba llegando al centro del cielo; andaba a ratos, obsequiaba alimento a las palomas y después volvía a sentarse para seguir el camino de los astros. Cuando las piernas le pesaban y los años le cerraban los párpados, huía a su cementerio para escapar de la ciudad y los ruidos, y era justo en esos instantes donde los pensamientos enterrados a medio terminar le traían otros vivos que tenía que anotar junto a los otros compañeros, sustitutos de los caídos.

domingo, 27 de marzo de 2016

Literatura: Destazando a "Soy Leyenda" (reseña)

AUTOR: Richard Matheson (1926-2013)
PAÍS: Estados Unidos
PUBLICACIÓN: (1954)
EDITORIAL: Editorial Planeta Mexicana, S. A., de C. V.
(Bajo el sello editorial Minotauro)
EDICIÓN: 2014
PÁGINAS: 180
ISBN: 978-968-13-4378-1


Novela dividida en cuatro partes, comprendidas entre Enero de 1976 hasta enero de 1979. Robert Neville ha sobrevivido a una pandemia bacteriológica, que ocurrió seis meses atrás, y ha convertido a los infectados vivos y muertos en vampiros, que noche tras noche atacan su casa con el afán de beber su sangre.

El ritmo narrativo es bastante lento, ya que la trama se centra más en la psique del personaje, en sus temores, reflexiones y en sus recuerdos que lo asaltan en desorden cuando se siente vulnerable, que en las amenazas cotidianas. Sobre todo en las necesidades afectivas.

La soledad y la vacuidad de una rutina, sin otro propósito más que sobrevivir, empujan a Robert Neville a coquetear con el suicidio o la locura, sin embargo una contraria fuerza interior lo incita a desenvolverse en su nueva realidad; ya sea alcoholizándose paliativamente o haciendo tareas fútiles que le ayuden a concentrarse en su presente, haciendo de lado su vida anterior y su futuro sin esperanza.

Más que una novela de terror y ciencia ficción, que contribuyó a través de George Romero a la revolución del cine zombi, el nihilismo es el común denominador de las tres primeras partes, que, casual o no, se encargan de mostrar con ejemplos las tres etapas que Martin Heidegger establece:

  1. El nihilismo como resultado de la negación de todos los valores vigentes: es el resultado de la duda y la desorientación.
  2. El nihilismo como auto-afirmación de esa negación inicial: es el momento de la reflexión de la razón.
  3. El nihilismo como punto de partida de una nueva valoración: es el momento de la intuición, que queda expresada en la voluntad de poder, en quien se expresa a su vez el valor de la voluntad. (Más que un punto de partida para una nueva valoración, lo que se pone en juego es en realidad una transmutación de valores, ya que para todo momento nuevo en la historia de la cultura es imposible partir de cero; por lo que los anteriores valores de Neville se "deslizaron" en cuanto a su significación para dar lugar a otros valores transmutados, de tal suerte que su encuentro con Ruth no le afectó de la misma manera que lo hubiera hecho de haber acontecido en cualquiera de las dos primeras partes de la historia) Este libro no reemplazará al estudio de dicha corriente filosófica, pero pudiera enriquecer el entendimiento de obras como Así habló Zaratustra; ya que acompañamos al protagonista de Soy leyenda en su transformación hacia el súper hombre.

El autor de esta reseña no pudo comprobar su hipótesis sobre la influencia de Jack London en Richard Matheson. No obstante, es posible que La peste escarlata, además de germinar una enfermedad que cubría de manchas rojas a los infectados y los mataba casi al instante, podría haber incubado en Richard Matheson las circunstancias infernales que enfrentaría Robert Neville en su auto-descubrimiento. 

Por lo que en la próxima entrega de "Destazando a:", el lector que desconozca a Jack London, quizá, se volverá adicto a sus obras.

viernes, 25 de marzo de 2016

Literatura: Transmutación (microcuento)


Por: Norma Barroso

TRANSMUTACIÓN


Bitácora de un héroe enmohecido: la luz del fuego se refleja en el cristal. Tira al aire la última moneda con apatía, da igual el resultado. Después de tanto caminar por calles lúgubres, intentando no caer en los charcos de barro y sangre, sorteando ruinas de edificios derrumbados, busca un lugar de descanso. Crucificado en el asfalto, una suave brisa le envuelve.


****

Ella cierra las ventanas, atranca las puertas, apaga las luces, pone un jazmín en su cabello y comienza el ritual sagrado. En el fondo una voz proveniente de una vieja grabadora. Recuesta en el lecho su cuerpo desnudo, sus dedos son pinceles que pintan una historia sobre su piel. Los espasmos se hacen presentes; con cada uno de ellos su boca repite las palabras que en la grabación se escuchan, hasta que en el punto culminante, la humedad eyectada cae al suelo.


****


Asfalto y carne se funden. Los pequeños hilos de sangre en sus extremidades se convierten en raíces. Su piel marchita de humo y polvo endurece; al tratar de pronunciar su nombre, un botón verde lo asfixia y justo en el suspiro final, una humedad que inunda el ambiente con olor a jazmines, convierte el botón en un sauce, y lo hace crecer.





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Artes Plásticas: La pintura de los Hermanos Morgun 1 - Katya Morgun

Por: Daphy
 
Fantasía de verano (óleo sobre tela 31 1/4 x 47)

Katya Morgun nació en 1982 en Nizhny Novgorod (la tercera ciudad más grande de Rusia) Tanto ella como su hermano gemelo, Slava, demostraron un marcado interés en el arte desde la temprana edad de tres años.  

En ese momento, la niña Katya comenzó su carrera de arte casi de manera instintiva manejando lápices de colores y acuarelas.
Luz de mañana (óleo sobre tela 55 1/2 x 40)
Al respecto, la pintora recuerda: "para mí pintar era algo completamente natural. Había veces que una voz me decía 'pinta', como si se tratase de una reflexión en voz baja que nacía de mí e iba hacia lo mas profundo de mi ser".

Posteriormente, de los siete a los quince años, Katya asistió a la escuela de arte en Nizhny Novgorod, capital del Volga en la Rusia Continental. En 1997 se graduó, recibiendo mención honorífica y el nivel más alto de excelencia pictórica. En 2002 se traslada a Moscú para estudiar en la prestigiosa Academia Rusa Glazunov de Pintura, Escultura y Arquitectura.  

Durante sus estudios en la Academia, le concedieron diplomas de honor por su participación en diversas exposiciones pictóricas en Rusia y Europa.
Brisa de verano (óleo sobre tela 38 x 28)
 De gran importancia para ella fue el año 2004, en que sus lienzos se exhibieron en la Tercera Exposición Rusa
celebrada en la ciudad de Yaroslav valiéndole el reconocimiento nacional y un diploma definitivo que la certificaba como una de las mejores artistas de su generación.

Su arte es ante todo nostálgico y muy cercano al romanticismo. Los trazos denotan un cierto aire realista y evocan escenas cotidianas en escenarios ensoñadores. Básicamente su técnica es óleo sobre tela y sus pinceladas son corridas (no utiliza el sobre-empaste) y suaves, tendiendo a difusas, para dar un toque evocador al ambiente. La paleta de colores es luminosa y el juego de claro-oscuros es balanceado. Sin duda es retratista nata, y su obsesión por los detalles otorga a sus pinturas una calidad excepcional. Sus modelos son exclusivamente mujeres y en sus gestos se advierte una tenue sensualidad disfrazada de evocación romántica.

Por todos estos motivos, Katya fue galardonada en el 2007 con el primer premio otorgado por el Ministerio de Cultura de la Federación Rusa. Hasta el año 2009 se dedicó plenamente a sus estudios académicos, y actualmente puede considerársele artista de tiempo completo.

Fascinación (óleo sobre tela 19.5 x 29 1/2)

jueves, 24 de marzo de 2016

Literatura: Mañana todavía (cuento)

Por: Jeff Cavadrio





Una ráfaga de luz termina con mi oscuro y solitario sueño. ¿Qué día es? Viernes, dice aquel cartel que se asoma a mi ventana, el que me ha acompañado cada mañana desde que habito en esta celda llamada casa. Ahí está, tan solitario y gris. ¿Hablo de mí o del cartel?, no lo sé, da lo mismo, somos idénticos. Al levantarme, mis huesos crujen a cada ligero movimiento. Los pasos que doy son una tortura, cada hueso emite un chasquido diferente acompañado siempre del agonizante llanto de mi alma, juntos forman una triste y desesperada sinfonía de dolor a un Tempo tardo. Esta mañana es la número setecientos treinta nueve, la percibo en una tonalidad de Do menor, sí, eso es, Do menor.  


Rumbo al podrido sillón marrón, que antes era blanco, observo el pequeño apartamento frío, lúgubre, adornado con un repulsivo hedor húmedo que no se ha ido desde que estoy aquí; maldigo a mis bastardos hijos por haberme abandonado en este desamparado rincón del infierno. Llego a duras penas al trono del destierro y empiezo a recordar un nombre vacío y cruel… Aria, eso es, Aria. Aquellos años donde recitaba con fervor tal nombre en ruinas, pasaron danzando en mi mente como cuando era joven. ¡Qué desgracia! Acordarme de mi juventud en estas circunstancias, no hay remedio, la tortura interna es lo que me mantiene cuerdo. Viene a mi mente algo más. Recuerdo cómo la acariciaba, ella tan dulce y serena me recibía tal cual girasol a los rayos del sol. Sí, esas maravillosas flores adornaban el mundo cuando era un infante y todo rebozaba de vida. Los valles verdes coloreaban el horizonte y los vientos cálidos hacían bailar toda planta mientras recibían al colosal astro. Un maravilloso espectáculo, sin duda… Ahora todo es triste y gris, donde hubo abundante flora, ahora pútridas yerbas incoloras se levantan, se meten por la ventana burlándose de mi pasado y recordándome mi afligida realidad. 


Recuerdo una última cosa, sí… su voz, ¡Oh, qué voz tan magnífica! Qué dicha el haberla oído en todo su esplendor, es lo único que opaca su negativo nombre. Aquella voz que me trajo tanta paz en su momento, ahora sólo me trae un nostálgico recuerdo. Quisiera volverla a acariciar y escuchar su tierna voz. Lamentablemente, es imposible, se ha ido para siempre… El melancólico sol no se mueve, aquí no hay más que día y sólo cuando cierro los ojos, se hace de noche. Hace mucho que dejé de llorar y de reír. Sentado en este sillón marrón observo el catre donde suelo concebir mis inexistentes sueños, y ahí está… aquella descompuesta masa de carne, de ahí viene el hedor que nunca se va. No hay nada que hacer, mañana todavía… todavía será viernes. 

miércoles, 23 de marzo de 2016

Literatura: Pero ya no está (prosa)


Por: Rubí Esmeralda

Me he puesto a pensar en la fragilidad de las promesas y, con ellas, en la fragilidad del amor, en como un "para siempre", dura un segundo y después de ello todo en la vida se escucha como un murmullo carente de sentido.

Te recuerdo en mis brazos, en mi cama, yo en tu cama, haciendo el amor otra mañana, no quiero que sufras mi vida, no quiero que llores corazón, pero al instante te recuerdo ausente, falto de amor y de vida por esto, por mí, y yo abandonando mi vida por ti, por tu ausencia que marchitó mi alma al punto de morir.

Ya no me esperes esta noche, soy un recuerdo, ya no lleves flores al altar de mi memoria, hemos perecido tras las largas noches de llanto, tras la carencia de un "te amo", ya no te recordaré como el amor que fuiste, sino como el que eres ahora, como un ente que viajó por mis entrañas, hasta el punto de sangrarlas, que me llevó a la cama y me desnudó el alma por completo.

Artes Plásticas: La obra subjetiva de Remedios Varo

Por: Daphy


Remedios Varo (1908-1963)


Aproximarse a la figura de la pintora Remedios Varo (1908-1963) es tarea ardua y de difícil enfoque. Esta dificultad viene dada por la escasa bibliografía editada sobre la artista, así como por el escaso eco que, estando aún con vida, su obra suscitó en México, su país adoptivo.
Dolor reumático (1948)
 

Hija de un ingeniero hidráulico, con quien durante su infancia viajó por múltiples lugares, Remedios Varo heredó de su padre la pasión por la construcción minuciosa de los mecanismos complicados y el amor por la literatura.
 
Sumergida en los mundos de Julio Verne, Salgarí, Edgar Allan Poe, Aldous Huxley y Antoine de Saint-Exupéry, comenzó a imaginar escenarios mágicos y ensoñadores que cristalizaría años después en algunas de las composiciones más singulares y sugerentes de la plástica contemporánea.

Desde muy joven, Remedios Varo dio muestras de poseer un talento excepcional para el dibujo, talento que el padre decidió estimular, primero haciéndola partícipe de sus habilidades como dibujante técnico, para más tarde brindarle a la joven, contra las convenciones de la época, la posibilidad de tener acceso a una sólida formación académica en las escuelas de arte de Madrid.

Elixir (1957)
Mientras adquiría estas destrezas, Remedios comenzó a interesarse por los movimientos estéticos de vanguardia, principalmente el surrealismo, que con su apasionada defensa de los poderes de la imaginación y del sueño, su revuelta contra el racionalismo y su búsqueda sin concesiones de la vida real, representaba un soplo de vitalidad en el anquilosado ambiente cultural español de la época. 

Varo se acercó al surrealismo en Barcelona y París, y se valió toda su vida de técnicas comunes al grupo, pero fue en México donde se independizó de esta corriente artística y creó la mayor parte de su obra madura. Su pintura era manifiestamente literaria y hasta cierto punto mágica, pues entretejía historias en torno a heroínas o seres andróginos procedentes de otros mundos y otros tiempos, como si la pintora se hubiera propuesto captar la fantasmagoría de cuentos de hadas de su propia invención.
 
Esas telas iban a ser un paraíso para exegetas, ya que al lado de científicos, brujas, vampiros y magos resplandecían símbolos herméticos perennes, que invitaban al espectador a recomponer las piezas de una antigua gnosis de tintes evidentemente femeninos.

No queda duda de que, desde un principio, la pintura de Varo era sincrética e integraba influencias que iban del Tao a la brujería o la alquimia; o de la psicología de Jung a las teorías de Einstein y Ouspensky.
Jardín de amor (1951)
Esto quiere decir que casi todas las pinturas que Varo realizó durante los diez años anteriores a su deceso se prestan a lecturas diferentes, aunque complementarias, según el pensamiento que se resalte en ellas. Convergen acaso las metáforas empleadas para describir la trayectoria de la pintora (un viaje), su visión del cosmos (un tejido) y la meta que perseguirían la pintora y sus protagonistas, en tanto que hacen hincapié en la búsqueda de un “conocimiento superior” (en palabras de la artista) o el dominio de los últimos secretos de la naturaleza muy al estilo de la Teosofía de Madame Blavatsky.

 
El discurso que se ha hilado en torno a la pintora roza a veces con los términos “misticismo” o “transcendencia”, sobre todo al hablar de las doctrinas alquímicas o de los postulados teosóficos, ya que los adeptos de unas y otros perseguían una meta sobrehumana y que no era otra que la perfección del ser.
Fenómeno de ingravidéz (1963)
En México
se rodeó de amigos con aficiones similares como Octavio Paz y Leonora Carrington, con quienes estudiaba el I Ching. A instancias de Christopher Fremantle, pintor y discípulo de Gurdjieff, estudió el Tertium Organum, obra esotérica escrita por Ouspensky, y que plantea conceptos como la cuarta dimensión, la unidad e interconexión de todas las cosas, la relación espacio-tiempo y un mundo con posibilidades múltiples. Está idea de la cuarta dimensión, de tratar de ver un objeto por todos sus ángulos simultáneamente y plasmar un objeto como lo conoce el psiquismo y no como lo ven los ojos, está en gran parte de sus cuadros; el interior y exterior entremezclados es una constante en su obra. 

No obstante que nació en el seno de una familia franquista a ultranza, la huella del catolicismo que practicó en su infancia es casi inexistente salvo quizá como evocación de un pasado del que se huía. La atmósfera de su pintura no es religiosa, sino “pagana”, y además ha asimilado una especie de cosmovisión einsteiniana en donde un instante se ha detenido dando lugar a una eternidad. Se podría hablar incluso de una especie de mito en estado naciente y una disposición hacia el cosmos que pretende captar la unidad de todo lo visible e invisible.

Ruptura (1955)
Remedios Varo hacia el final de su vida se cuidó de hablar de "surrealismo" en su obra. La entendía más bien como subjetiva debido a que -decía- “el arte subjetivo es un arte inconsciente, por lo que el artista no crea, simplemente su obra le llega ya creada desde algún lugar en los sueños y no tiene dominio consciente sobre ella". Por este motivo, pintó obras alusivas al estado onírico, como la conciencia de estar soñando o la sensación de soñar. Hubo sueños que sólo compartió con Leonora Carrington y con Kati Orna -sus amigas íntimas- y que se presentan discretamente y sin que lo sepamos en sus cuadros. Expresa además metáforas del inconsciente humano, arquetipos del inconsciente colectivo y las utiliza de una manera simbólica muy al estilo de las imágenes jungianas. Utiliza la arquitectura como espacio teatral o como dominio mítico y metafórico de la naturaleza y el tiempo.

La riqueza iconográfica de su obra procede no obstante de múltiples fuentes, más o menos directas. En primer lugar El Bosco, cuyos grotescos híbridos y paisajes alucinantes la acompañaron siempre; otra es Goya, sobre todo el de Los caprichos y Los disparates, que le sirve en el aspecto del color;
Explorando las fuentes del rio Orinico (1959)
también hay huellas del Greco
en la fisonomía de los cuerpos, maneristas y alargados; de la imaginería de ciertos grabados alquímicos medievales recogidos por Fulcanelli en "El misterio de las catedrales"; de los maestros flamencos primitivos y de algunos renacentistas como Antonello da Messina; pero sobre todo de Giorgio de Chirico, el célebre metafísico y pintor cuya obra alguna vez Remedios falsificó, y que le hizo producir paisajes con perspectivas muy profundas donde las sombras adquieren mayor peso en relación con la luz. En su pintura lo mismo encontramos vestigios del arte románico y gótico, que extraños mecanismos que conectan a la arquitectura con el cosmos. Podemos hallar casi cualquier cosa que se nos ocurra: laberintos, puertas, ventanas, planos de irrealidad, escaleras que no llegan a ningún lado, puertas en apariencia de entrada pero que se convierten en salida,
Alegoría del invierno (1948)
complicadas formas octogonales, estructuras en espiral, arquitectura orgánica, estructuras en espiral y, en fin, un universo subjetivo, místico, onírico y literario. 


María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga (su nombre de pila) moría en la Ciudad de México un 8 de octubre de 1963 víctima de un infarto al miocardio. En su estudio se encontró lo que sería su última gran obra, Naturaleza muerta resucitando, y el boceto del que sería su siguiente cuadro, Música del bosque. Sus lienzos, muchos de los cuales están conservados en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, han sido expuestos en numerosas ocasiones como exposiciones temporales y fueron declarados Patrimonio Artístico de la Nación Mexicana el 26 de diciembre de 2001.

Como bien señala Gonzalo Celorio: “Remedios Varo es Remedios La Bella, el personaje de Gabriel García Márquez que vuela en Cien Años de Soledad: La pintura de la artista mexicana de origen español es fundamental para el realismo mágico en América Latina".


Bibliografía:  
- Varo, Beatriz (1990). Remedios Varo: en el centro del microcosmos. Madrid: Fondo de Cultura Económica.
- Varo, Remedios (2010). A veces escribo como si trazara un boceto. Los escritos de Remedios Varo. Edición de Edith Mendoza Bolio. Ed. Iberoamericana.

Sitio oficial de Remedios Varo: http://remedios-varo.com/

sábado, 19 de marzo de 2016

Poesía: A veces me vuelves poesía

Por Rigardo Márquez L.


Itzayanna Valva (2013) - Jugando con las palabras (óleo sobre tela 80x80)

A veces me vuelves poesía.

Ya nadie poetiza en la piel prestada.
Ya nadie versa las pupilas destinadas.
Múltiples silencios en estatuas de cal,
la acuarela ya no baila por la madrugada.
Ya las corbatas usan poetas,
y las arras portan musas.


Y estas tú, que:

Me extrañas a nubes escandidas,
eres obnubilado menguante,
a la mar de mi nombre.


Me amas a soles níveos,
a lunas florecientes
y a eclipses pospuestos.


A veces me vuelves poesía,
al mirarme, al pensarme, al amarme,
y no me cansaría de leerte,
aunque sólo seamos
de vez en cuando
literatura onírica.



Música: Nikolaus Harnoncourt... In memoriam

Por: Uriel Delac


Nikolaus Harnoncourt (6 de diciembre de 1929 - 5 de marzo de 2016) 

Recuerdo haber asistido un par de veces a las presentaciones de Nikolaus Harnoncourt en Europa. La primera vez fue en 1996, cuando becado por la Universidad Nacional Autónoma de México, tuve la oportunidad de verlo dirigir el Don Giovanni mozartiano en el soberbio Teatro de la Ópera de Zürich. Y una segunda, que sucedió al año siguiente, durante un concierto en la Gran Sala del Koninklijk Concertgebouworkest-Amsterdam, en donde el Maestro daría vida nueva a una magnífica Tercera de Bruckner. En ambas ocasiones, puntual como era de esperarse, subió al podio un tipo alto, delgado, de gesto adusto y mirada penetrante. Apenas sonrió cuando los aplausos le dieron la bienvenida; no obstante, y de manera paradójica, también se alcanzaba a adivinar a un hombre lleno de humor.  No podía ser de otro modo: el gran Director vienés aunque nacido en Berlín por mera circunstancia estaba sin duda inmerso en su mundo plagado de notas y pentagramas, de bromas y tragedias musicales. En cuanto arrancaron los conciertos, su mirada se volcó agresiva, incluso me atrevería a decir que paranoica, pero también algo jocosa porque para él la música era divertidamente seria.

martes, 15 de marzo de 2016

Artes Plásticas: Vientos intermitentes. Media crónica de la visita de Santiago Caruso a México

Por: Karim Yaver


"The plague of a coming age" (2012)

Las cifras oficiales de árboles derribados en la Ciudad de México, debido a los fuertes vientos de los últimos días, oscilan entre los mil y los mil cuarenta. Se cuenta además con más de una decena de personas lesionadas y casi una centena de vehículos estropeados. Muchos postes de luz y anuncios espectaculares no estuvieron exentos de daño. Los vientos más violentos alcanzaron ráfagas de entre 60 y 70 kilómetros por hora, sobre todo entre los días 9 y 11 de marzo de este inestable y ya no tan nuevo año 2016. Justo por estas fechas, particularmente en la noche del día martes 8 de marzo, el artista pintor e ilustrador argentino, Santiago Caruso, pisaba tierras mexicanas.
De "La condesa sangrienta" (2009)
El 10 de marzo publicaría en su cuenta de Facebook: «Van dos días de frío polar. Si fuera mi presencia en Guanajuato la responsable, habría traído yo más abrigo que una remera mangas largas y una camperita fina, ¿no? Increíble, hace 10 años que no nevaba aquí» (por supuesto que el argentino esperaba «un clima cálido», como le escucharía decir más adelante). Y así fue. Su primera parada, la ciudad de Guanajuato, lo recibió como nuncio apocalíptico de eso que su obra bien podría ejemplificar: sueño. Porque una nevada en el Guanajuato casi primaveral de marzo no puede ser otra cosa sino un sueño. Sin embargo fue real, y el pobre Santiago pasaba frío.
Santiago Caruso nació en el año de 1982 en la ciudad de Quilmes, situada sobre la costa del Río de la Plata. Estudió en la escuela de Bellas Artes «Carlos Morel» y comenzó su carrera dibujando historietas. Según la información en su página web oficial, se autodenomina (parafraseando) como un artista simbolista de un lenguaje decadente avant-garde, caracterizado tanto por el vigor de su poesía como por su técnica. Y es verdad que, una vez contemplada su obra, una vez contemplado en vivo su proceso creativo, no hay nada que rebatirle. En una entrevista que le fue realizada en el 2011 por Sandra Ávila, dijo considerar sus ilustraciones como «imbuidas de cierta reflexión decadente, penumbra monocromática y sopor etílico. […] reflejo fantástico de lo real». Estamos ante uno de los más originales y transgresores artistas de la actualidad.
"Angel of flesh" (2012)

Su estilo está fuertemente influenciado por el arte del siglo XIX, especialmente por la pintura y la poesía simbolistas —así como por el movimiento gótico-romántico de la época—, y no son ajenas tampoco las reminiscencias en sus creaciones a la vanguardia de principios del siglo pasado, en particular al surrealismo. Asimismo, considera la obra de Carlos Nine, de Klimt y de los prerrafaelitas como un punto de quiebre que marcaría su crecimiento artístico y su trabajo posterior. El contenido lírico de sus pinturas, dibujos e ilustraciones es en esencia de naturaleza onírica, y explora temáticas como la brujería, la alquimia, y el misterio y los arcanos oscuros del Medioevo.
Podría alargarme hablando mucho más acerca de su trayectoria, de su evolución artística, o exponiendo detalladamente su currículum, no obstante, esa información se puede obtener de los numerosos artículos, entrevistas y reportajes que se han escrito sobre Caruso y su obra, por lo que prefiero detenerme aquí, haciendo previamente un par de señalizaciones, antes de comenzar a narrar —con tal vez demasiada reserva— lo que fue mi experiencia como testigo del proceso creador de un artista de esta talla. Primero, que existe una íntima relación entre la literatura y su obra, y no sólo considerando a aquélla como fuente de inspiración de ésta, sino como origen mismo de ingresos. La fama obtenida por Santiago Caruso dentro del mundo artístico, se cimienta sobre todo en el mundo editorial, tanto de habla hispana como inglesa, pues entre sus trabajos destacan las ilustraciones para libros como La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik, El horror de Dunwich de H. P. Lovecraft (Libros del Zorro Rojo), The king in yellow de Robert W. Chambers (Centipede press) y, su más reciente trabajo, Los cantos de Maldoror del comúnmente denominado poeta maldito, Isidore Ducasse, El Conde de Lautréamont, publicado por la prestigiosa casa editorial española Valdemar. Segundo, que es importante resaltar la predilección del artista por el contenido fantástico de lo que busca siempre plasmar, ilustrar, crear, así como del lugar del que parte para hacerlo.
Una vez dicho esto, continúo con la crónica de una tarde en la que fui testigo ocular y sensitivo (en su más compleja significación) del arte de Santiago Caruso.

"Black Sabbath" (2011)
El viernes 11 de marzo Santiago llega a la Ciudad de México proveniente de Guanajuato, después de haber participado en un conversatorio con estudiantes, y tras haber presentado en una exposición las obras concernientes a sus trabajos El rey de amarillo y Los cantos de Maldoror. Es recibido por un clima más benigno (pues ese día comenzaron a menguar los vientos), y arriba preparándose para un par de gratas veladas en que brindaría una muestra de pintura en vivo ante un público afortunado. Estas veladas se llevaron a cabo en el Café-Bar-Restaurante El Scary Witches, ubicado sobre la calle de Oslo, en Zona Rosa. El lugar pertenece a la locutora de radio Clauzzen Hernández (quien tuvo también una participación importante), conductora del programa «Hexen: El libro negro», transmitido todos los jueves a las 22 horas por la estación Reactor 105.7.
"Invocation" (2006-07)
El primero de estos eventos —llamado acertadamente «Revelación Mesmérica»—, tuvo lugar el sábado 12 de marzo, y consistió en la lectura de diversos cuentos del escritor norteamericano, gran representante de la literatura de terror y fantástica (declarada inspiración de Caruso), Edgar Allan Poe. Las lecturas, de la voz Clauzzen, estuvieron acompañadas por una selección musical confeccionada por el mismo artista. Ante un público reducido, estimulado por el devenir alucinante y fantástico producido por la pluma del bostoniano y los ritmos hipnóticos de la música, el argentino dio rienda suelta a su pincel y regaló a los asistentes una experiencia que se vería repetida al día siguiente, aunque no de la misma forma.
De "The king in yellow" (2015)
Y así, se dio en la tarde del domingo 13 de marzo la próxima velada (programada originalmente como la única, aunque, a causa de la favorable demanda, se abrió como segunda fecha la del día anterior). Para esta nueva oportunidad, el ambiente se vio conformado por la inspiración surrealista de Leonora Carrington. Teniendo por título «R.Y.P. Leonora (Recitado Y Pintura a Leonora Carrington)», la voz de Clauzzen dio vida a diversos cuentos cortos de la autora y pintora argentina.
La tarde nació a las 17:30 horas, cuando un despreocupado Santiago Caruso —con una taza de café en la mano que después se convertiría en una botella de cerveza—, comenzó a transitar mesa por mesa para conversar con los asistentes. A las 19 horas, el recital y la pintura en vivo dieron inicio. Entre aullidos de viejo blues negro, rasgueos de guitarra clásica, vaivenes sutiles de piano y seductores ritmos ambientales de rock experimental, las palabras delirantes de Leonora Carrington y el calor dulce de la decoración gótica del lugar, Caruso y el público nos unimos en una experiencia única de creación.
"Aracné" (2013)
Nos encontramos entonces ante la parca naturaleza de los sueños, parca por diminuta —la paleta de colores de que el argentino hace uso se reduce por lo general al blanco, el negro y el rojo, como fue en este caso—, parca pero también inmensa, inmensa por la universal gama de posibilidades que ensoñaron en rasguños y pincelazos el destino fatídico que condenó en algún momento tanto a los héroes cantados por Homero como al príncipe ambicioso Macbeth que nos delineó Shakespeare. Parco… Parcas ensoñando un camino. Luego hubo una pausa. Tras casi una hora de no comprender de dónde podían estar naciendo esas figuras que de a poco tomaban forma sobre el papel negro —previamente entintado por Santiago—, dio inicio un receso de treinta minutos en que el artista se dedicó a firmar los libros por él ilustrados y las reproducciones de su obra que consigo traían los concurrentes. Mientras, quienes no teníamos nada que nos firmara, aprovechamos los minutos para ir al sanitario y para empinarnos con cierta impaciencia —estábamos necesitados de ver más— otra cerveza. Luego se reanudó.
De "El horror de Dunwich" (2008)
La constitución de la pintura iba tomando forma sin advertirlo, como partiendo de un crear platónico. Me explico. Era como si la cosa (la idea) ya estuviese ahí, como si el artista estuviese siguiendo sólo un designio que lo llevara a confeccionarla, quitando más que agregando, arrancando lo sobrante para conformar al final una nueva realidad que, de nueva, no tenía nada, pues los sueños de que provenía aquello debían ser la creación humana más vieja, la más primitiva… pero también la más trascendente.
Nos hallamos frente al artista como ser que exilia lo que sobra para pulir la cara fantástica que vive debajo y que ya respira. Nos encontramos frente al arte como producto que nace del soplido de un tigre. Lo que volaba era eso que moría para extinguirse; lo que permanecía, eso que moría para trascender… renaciendo. Nos hallamos frente al arte que ya estaba ahí debajo, escondida, entre grutas de sombras permanentes deshiladas tan sólo por la imaginación. El trabajo del artista, comprendí, eso que llamamos «creación», es encontrarla.


De "La condesa sangrienta" (2009)

Como más arriba señalé, la predilección temática de Santiago Caruso es por el contenido fantástico, por el arte como expresión única de una realidad fantástica. Se vuelve aquí patente la mano influyente del simbolismo y del decadentismo. El primero como una manera de mirar, de un mirar descifrando, de un mirar detective de sueños que plasma lo que siente en forma de misterios, de arcanos; un mirar ocultando. El segundo, como una reacción, como una transgresión violenta que quiere elevarse hasta el último de los peldaños para desde ahí mirar y ser mirado; como un obrar destructor de lo establecido, de lo «correcto», que le permita explorar eso que está debajo, eso que está profundo, eso inconsciente que es precisamente lo que tiene que ser exaltado, lo que quiere ser exaltado.

Caruso en "R.Y.P. Leonora
La función finalizó pasadas las 21:30 horas. El calor, el alcohol, el éxtasis provocado por la música, por Leonora y por Santiago, contribuyeron a dar un mayor sentido a eso que vimos contrariados sobre el papel. ¿Cómo fue que terminó así? No lo sabemos.
La noche concluyó y la agenda de Caruso aún le solicitaba un par de días más en esta ciudad de vientos desterrados, de vientos intermitentes que, por alguna extraña razón, no se atrevieron a mirar, que no se atrevieron a permanecer.

Pintura concluida en "R.Y.P. Leonora"


Fuentes: 

Otras páginas de S. Caruso:

lunes, 14 de marzo de 2016

Poesía: Silueta de mar

Por: R.G. 
 
 
Marina (óleo sobre tela 100x70) - Por: Itzayanna Valba (2015)
 
 
La brisa salada moja mis labios que enmudecen al mirarle.

El vaivén de las olas golpeando la arena
es la calma en mi corazón al sentir su pecho en ese cálido abrazo de amanecer arrebolado.

Un mar embravecido son sus palabras llegando a mis oídos,
mar de espuma blanca que acaricia las orillas de mi alma.

Negro es su cabello como la profundidad del océano,
sumergible, misterioso y lleno de peligros que envuelven al más ávido.

Pero el peligro latente es su mirar,
naufragios violentos hay en su mirada de tormenta enfurecida,
mirada que sumerge a la más valiente flota que añora desembarcar a orillas de su piel morena.

Ondina de mis más reales sueños,
con ilusión aguardo tu regreso.
Vuelve tu canto a este errante navegante,
que en tu ser ansía ahogarse.